Antes de Henry Ford, otro innovador de Detroit realizó la primera conducción de un vehículo a gasolina en la ciudad, marcando el inicio de la historia automotriz en la capital del motor. Aquí te contamos su historia y el impacto en la industria.
Antes de que Henry Ford transformara la industria automotriz en Detroit, existió un pionero cuya hazaña quedó en el olvido con el tiempo. Charles Brady King, un genio mecánico y uno de los primeros en experimentar con vehículos a gasolina, fue el verdadero precursor en la historia de los autos en la ciudad.
Inspirado por lo que vio en la Exposición Mundial de Chicago en 1893, King diseñó y construyó su propio coche, logrando en marzo de 1896 una hazaña que marcaría un hito en Detroit.
El 6 de marzo de 1896, Charles Brady King condujo por primera vez un vehículo a gasolina en las calles de Detroit, desde su taller en St. Antoine hasta Jefferson Avenue y luego por Woodward Avenue, en una demostración que causó revuelo entre los habitantes de la ciudad. La multitud pronto se congregó, y la escena fue tan impactante que el vehículo tuvo que detenerse frente al Russell House Hotel en Cadillac Square debido a la multitud y la interrupción del tráfico.
La policía, alarmada por la novedad, amenazó con multar a King por perturbar la paz.
Este hecho fue considerado por varias instituciones, como el Salón de la Fama del Automóvil y la Sociedad Histórica de Detroit, como el primer vehículo sin caballos en la ciudad.
Aunque Henry Ford es conocido por su contribución revolucionaria con el Modelo T y la producción en línea, no fue el primero en manejar un automóvil en Detroit.
Ford, de hecho, realizó su famoso viaje en su Quadricycle unos meses después, pero fue King quien abrió camino con su innovadora creación.
King, quien falleció en 1957, también colaboró con Ford en los primeros días del desarrollo automotriz, aportando su experiencia y conocimientos técnicos.
La historia de su primera conducción en Detroit es un ejemplo de cómo la innovación puede surgir en los lugares menos esperados, y de cómo Detroit, conocida como la Motor City, fue el escenario de una revolución que cambiaría la movilidad mundial.
Desde aquel entonces, la industria automotriz en Detroit no ha dejado de crecer, convirtiéndose en un símbolo de innovación y producción en masa.
La ciudad, que en su apogeo llegó a tener más de 1.8 millones de habitantes en la década de 1950, fue el epicentro de la fabricación de millones de automóviles que recorren el mundo. La historia de Charles Brady King es un recordatorio de que, antes de Ford, ya había visionarios que soñaban con mover a las personas a bordo de máquinas impulsadas por gasolina.
En la actualidad, Detroit sigue siendo un referente en el sector automotriz, aunque ha enfrentado desafíos económicos y cambios tecnológicos, como la transición hacia vehículos eléctricos y autónomos.
Sin embargo, la historia de sus pioneros, como King, sigue inspirando a nuevas generaciones de ingenieros y empresarios que buscan seguir innovando en la industria.
La historia de la primera conducción de un coche a gasolina en Detroit no solo es un relato de ingenio y valentía, sino también un símbolo del espíritu de innovación que ha definido a la ciudad durante más de un siglo.
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