Se estima que los multimillonarios en Estados Unidos evaden impuestos por millones de euros anualmente mediante estrategias legales y supuestamente ilegales, lo que genera debate en la opinión pública y en los expertos fiscales.

En el escenario económico actual, se presume que los individuos con una fortuna superior a los 900 millones de euros (equivalente a aproximadamente 1.000 millones de dólares) presuntamente emplean diversas tácticas para reducir significativamente su carga impositiva. Según expertos en finanzas y análisis fiscales, estas prácticas, que en algunos casos podrían rozar la ilegalidad, permiten a los multimillonarios evitar pagar miles de millones de euros en impuestos cada año.

Supuestamente, estas estrategias incluyen el uso de paraísos fiscales, la creación de fundaciones y empresas en jurisdicciones con bajos impuestos, y la transferencia de activos a países con regímenes fiscales ventajosos.

La Agencia Tributaria de Estados Unidos, el IRS, ha señalado que las auditorías a los más ricos son escasas y, en muchas ocasiones, las investigaciones no logran identificar claramente las prácticas evasoras debido a la complejidad de las estructuras financieras empleadas.

Históricamente, la evasión fiscal de los ultra ricos ha sido un tema de debate, especialmente desde la publicación de informes que sugieren que los multimillonarios en EE.UU. pagan una tasa efectiva mucho menor que la del promedio de la población. Supuestamente, en 2024, algunos de los más acaudalados pagaron tasas impositivas cercanas al 15%, mientras que el contribuyente medio en la nación pagaba alrededor del 25% o más.

Un ejemplo que ilustra esta situación es la supuestamente multimillonaria familia de inversionistas que, mediante el uso de fondos fiduciarios y estructuras offshore, logra reducir su carga fiscal en millones de euros cada año.

Presuntamente, estas prácticas no solo benefician a las élites, sino que también generan una pérdida fiscal significativa para los gobiernos, que necesitan recaudar fondos para sostener servicios públicos esenciales.

El debate sobre la ética y la legalidad de estas estrategias continúa abierto. Algunos expertos señalan que, aunque muchas de estas prácticas son legales, su uso masivo contribuye a la desigualdad económica y limita los recursos disponibles para la inversión en salud, educación y otras áreas críticas.

En Europa, algunos países están intentando implementar medidas más estrictas para cerrar estas lagunas fiscales, aunque presuntamente enfrentan fuertes resistencias de los sectores más ricos.

En conclusión, aunque la ley permite en ciertos casos la planificación fiscal agresiva, se presuma que los ultra ricos supuestamente evaden impuestos por cantidades que podrían ayudar a reducir la desigualdad social y financiar mejor los servicios públicos.

La pregunta que surge es si las reformas fiscales en los próximos años serán suficientes para que estas prácticas disminuyan y la carga impositiva sea más justa para todos los ciudadanos.

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