Una familia hawaiana lucha contra el incremento en impuestos y amenazas de pérdida de tierras que han sido propietarias por casi 200 años, en medio de un contexto histórico y social complejo.
La historia de la familia Kehaulani Goo es un reflejo de las tensiones que enfrentan muchas comunidades indígenas en Hawái. Esta familia ha sido propietaria de tierras en Hana, Maui, desde 1848, como un obsequio del rey Kamehameha III, en un acto que buscaba preservar el patrimonio y las tradiciones hawaianas.
Sin embargo, en los últimos años, su legado se ha visto amenazado por cambios económicos y legales que presuntamente favorecen intereses externos y complican la protección de sus derechos.
Supuestamente, en 2019, la familia recibió noticias alarmantes: los impuestos sobre sus 4 hectáreas de tierra no desarrollada habían experimentado un aumento desproporcionado del 188%, pasando de aproximadamente 280 euros anuales a unos 800 euros en solo un año.
Este incremento, que presuntamente fue motivado por nuevas políticas fiscales y una revalorización de las propiedades en la zona, casi les hizo perder su patrimonio.
La familia ha denunciado que estos aumentos no corresponden a la realidad del valor de su tierra ni a su capacidad económica, y que podrían estar siendo utilizados como una estrategia para desalojarlos o expropiarlas.
Hana, un pueblo conocido por su belleza natural y su importancia en la historia de Hawái, ha sido escenario de luchas similares desde la anexión de Hawái a Estados Unidos en 1898.
La historia de los hawaianos está marcada por la pérdida de tierras, cultura y soberanía, y estos conflictos actuales parecen continuar esa tradición, ahora en un contexto diferente pero con raíces en la misma defensa de su patrimonio.
Supuestamente, la familia ha intentado varias vías legales para resistir estos aumentos y mantener su propiedad, pero las dificultades burocráticas y una legislación que presuntamente favorece a los inversores externos complican su situación.
Algunos expertos opinan que el incremento en los impuestos puede estar relacionado con la llegada de fondos de inversión privados, que buscan adquirir tierras en Hawái con fines turísticos o comerciales, aunque esto no ha sido confirmado oficialmente.
El conflicto no solo es económico, sino también cultural. Las tierras en cuestión representan un símbolo de identidad y resistencia para los hawaianos. La historia de la familia Goo, que ha sido transmitida de generación en generación, refleja el esfuerzo por mantener viva la memoria y las tradiciones ancestrales en un entorno que cada vez más se ve influenciado por intereses económicos y políticos.
A nivel histórico, Hawái ha sido escenario de numerosas luchas por la recuperación de tierras y derechos indígenas. Desde la Revolución de 1893, cuando un grupo de colonos estadounidenses derrocó a la monarquía hawaiana, hasta las protestas contemporáneas contra desarrollos turísticos que amenazan áreas protegidas, la comunidad hawaiana continúa luchando por la justicia y el reconocimiento de sus derechos.
La situación de la familia Kehaulani Goo pone en evidencia cómo estos conflictos todavía están presentes y cómo la preservación de las tierras ancestrales en Hawái requiere no solo acciones legales, sino también un compromiso social y político para respetar y proteger el patrimonio cultural de sus pueblos originarios.
La historia de esta familia y de muchas otras en la región sigue siendo un símbolo de resistencia y de la lucha por mantener viva la memoria de un pueblo que busca justicia y reconocimiento en su tierra natal.