Rite Aid, la emblemática cadena de farmacias estadounidense, ha cerrado todas sus tiendas tras presentar una segunda solicitud de bancarrota en menos de un año, dejando a millones de clientes sin sus servicios habituales. La compañía, fundada en 1962 en Scranton, Pennsylvania, supuestamente enfrentaba graves dificultades financieras que la llevaron a una desaparición definitiva en el mercado norteamericano.

Rite Aid, una de las cadenas de farmacias más conocidas en Estados Unidos, ha anunciado oficialmente el cierre de todas sus ubicaciones en el país, tras presentar una segunda solicitud de bancarrota en menos de un año.

La noticia ha sorprendido a muchos, ya que la firma, que en su apogeo contaba con miles de tiendas distribuidas en más de 15 estados, ahora desaparece del panorama retail estadounidense.

La compañía emitió un comunicado en su sitio web en el que agradecía a sus clientes por su apoyo a lo largo de los años, pero confirmó que todas sus tiendas han cerrado de manera definitiva.

Supuestamente, la cadena había estado enfrentando serias dificultades económicas desde hace tiempo, agravadas por los cambios en el sector retail y en la industria de la salud.

En mayo, Rite Aid había informado que había presentado una solicitud de bancarrota bajo el Capítulo 11, señalando que su situación financiera se había deteriorado hasta el punto de ser insostenible.

La firma alegó que los desafíos del mercado, junto con una deuda superior a los 2.300 millones de euros (unos 2.500 millones de dólares), la llevaron a tomar esta decisión.

Según informes presuntamente internos, la cadena había intentado reestructurarse en varias ocasiones, pero los esfuerzos no fueron suficientes para evitar su desaparición.

La empresa también vendió su marca de helados, Thirty Ice Cream, a Hilrod Holdings en junio, en un intento por reducir gastos y obtener liquidez. La transacción, que presuntamente fue aprobada por un juez federal en julio, supuestamente le permitió a Rite Aid obtener aproximadamente 17 millones de euros (unos 19 millones de dólares) en venta de activos.

En su apogeo, Rite Aid operaba más de 1,200 tiendas en Estados Unidos y empleaba a decenas de miles de personas. Sin embargo, en los últimos años, la competencia de gigantes como CVS y Walgreens, junto con los cambios en las regulaciones sanitarias y las dificultades logísticas, supuestamente provocaron una caída en sus ingresos.

La compañía también enfrentó numerosas demandas por negligencia y problemas regulatorios relacionados con la dispensación de medicamentos, que le ocasionaron gastos millonarios.

El cierre de Rite Aid no solo afecta a sus empleados, sino también a millones de clientes que dependían de su red de farmacias para sus medicamentos y productos de salud.

La empresa aseguró que estableció acuerdos con otras cadenas como CVS y Walgreens para garantizar que los clientes puedan transferir sus recetas sin inconvenientes, en un proceso que supuestamente será fluido.

Supuestamente, esta desaparición marca el fin de una era para una de las cadenas que en los años 80 y 90 fue símbolo de la expansión del retail en Estados Unidos.

La historia de Rite Aid refleja las dificultades que enfrentan muchas empresas tradicionales en un mercado que cada vez privilegia las plataformas digitales y los grandes conglomerados internacionales.

En 2024, cuando Rite Aid salió de su última bancarrota, mantenía una deuda acumulada de aproximadamente 2.100 millones de euros (unos 2.300 millones de dólares), un dato que evidencia la magnitud de su crisis.

Aunque todavía no hay declaraciones oficiales sobre la posible reactivación de alguna parte de su negocio, presuntamente los activos de Rite Aid serán subastados en los próximos meses para pagar a acreedores y liquidar obligaciones pendientes.

La desaparición de esta cadena deja un vacío importante en el mercado, y muchos analistas consideran que su cierre puede ser un reflejo de las transformaciones profundas que vive el sector retail en los Estados Unidos y en otros países del mundo.