Un análisis reciente pone de manifiesto la profunda dependencia de varios estados de los fondos federales, lo que plantea serias preguntas sobre su sostenibilidad económica.

Un reciente estudio ha revelado que muchos estados de EE. UU. dependen en gran medida de los fondos federales, lo que plantea serias preocupaciones sobre la sostenibilidad de sus economías. Según un informe de WalletHub, cuatro estados del sur se encuentran entre los cinco que más dependen de la ayuda federal. Alaska, un estado del norte, lidera esta lista como el más dependiente del país. Alaska recibe más de la mitad de sus ingresos del gobierno federal, lo que refleja las dificultades de mantener la infraestructura en un estado vasto con condiciones climáticas extremas y una población reducida.

Esta dependencia se ve exacerbada por la vulnerabilidad del estado a desastres naturales y su valor estratégico para el gobierno federal. Casi el 5% de la fuerza laboral de Alaska trabaja para el gobierno federal, un porcentaje mucho mayor que en la mayoría de los otros estados. Kentucky, por su parte, recibe aproximadamente 3,35 € en fondos federales por cada euro que sus residentes aportan en impuestos federales, lo que representa alrededor del 46% de su presupuesto.

West Virginia, Mississippi y Carolina del Sur siguen de cerca, con un 45% de sus ingresos provenientes de fondos federales. En el caso de Carolina del Sur, la cantidad de fondos que recibe por cada euro en impuestos es notable, alcanzando 3,42 €. El estudio realizado por WalletHub se centró en tres factores clave para medir la dependencia de cada estado en el gobierno federal: el porcentaje de ingresos estatales que proviene del gobierno federal, la proporción de la fuerza laboral estatal empleada en trabajos federales y la cantidad de dinero federal que recibe cada estado por euro pagado en impuestos federales.

Es interesante observar que muchos de los estados más dependientes son también rurales y escasamente poblados, lo que indica una necesidad urgente de financiamiento federal para infraestructura.

Algunos, como Alaska, cuentan con grandes extensiones de tierras de propiedad federal, mientras que otros, como Carolina del Sur, tienen una significativa población militar que influye en la recepción de fondos federales.

La situación se complica aún más con las recientes decisiones del gobierno de Trump, que intentaron congelar la financiación federal para programas que no se alinean con la agenda republicana.

Aunque esta congelación fue finalmente revocada, la incertidumbre continúa, y las resoluciones presupuestarias del Congreso podrían llevar a recortes significativos en la financiación federal, obligando a los estados a tomar decisiones difíciles sobre programas críticos como Medicaid.

Las predicciones sobre la reducción de fondos federales han suscitado preocupaciones entre los demócratas, quienes advierten que esto podría llevar a consecuencias severas para millones de estadounidenses.

Actualmente, más de 72 millones de personas dependen de Medicaid, mientras que 30 millones de estudiantes se benefician de comidas subsidiadas y 43 millones reciben ayuda de cupones de alimentos.

La dependencia de estos fondos federales pone de relieve una realidad preocupante sobre la economía de estos estados, y plantea preguntas sobre su capacidad para sobrevivir en un contexto de recortes y restricciones presupuestarias.