Los aranceles propuestos por el presidente Trump generan incertidumbre en el mercado de bonos del Tesoro. Analizamos el impacto de esta decisión en los rendimientos y las expectativas económicas.

Recientemente, la administración del presidente Donald Trump ha anunciado que los aranceles sobre productos electrónicos, incluidos los teléfonos inteligentes, se implementarán pronto, lo que ha generado un clima de incertidumbre en los mercados financieros.

El secretario de Comercio, Howard Lutnick, afirmó que estas medidas se establecerán 'pronto', lo que podría tener un impacto significativo en la economía estadounidense y en los bonos del Tesoro.

Los aranceles han llevado a una gran volatilidad en el mercado de bonos. Cuando se dieron a conocer las elevadas tasas arancelarias sobre las importaciones de diversos países, muchos economistas comenzaron a reducir sus proyecciones sobre el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de EE.

UU. Esta situación aumentó las expectativas de que la Reserva Federal podría verse obligada a reducir las tasas de interés, lo que normalmente impulsa el precio de los bonos del Tesoro al alza y baja sus rendimientos.

Sin embargo, a pesar de la lógica habitual, los rendimientos de los bonos a largo plazo no han seguido el mismo patrón esperado. Por ejemplo, el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años ha aumentado recientemente, alcanzando niveles cercanos al 4,5%. Esto es notable, ya que incluso tras la pausa de 90 días en la implementación de aranceles para la mayoría de los países, el rendimiento del bono a 10 años se mantenía en 4,35%.

Los analistas se preguntan si los inversores deberían evitar los bonos del Tesoro a largo plazo en este contexto. La situación de la deuda pública en EE. UU. es preocupante, con un déficit fiscal de más de 1,69 billones de euros en el año fiscal 2024 y una deuda total que supera los 33,6 billones de euros.

Con una parte significativa de esta deuda en manos de inversores extranjeros, cualquier señal de inestabilidad económica podría llevar a una reducción en la demanda de estos activos seguros.

La inflación es otro factor a considerar, ya que los aranceles tienden a ser inflacionarios. Aunque el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, había señalado que el efecto inflacionario de los aranceles podría ser temporal, la implementación de tarifas más altas de lo esperado ha llevado a una reevaluación de esta previsión.

Una mayor inflación podría forzar a la Reserva Federal a actuar, lo que incrementaría aún más los rendimientos de los bonos del Tesoro.

Además, expertos como el inversionista Jeffrey Gundlach han advertido que si EE. UU. continúa aumentando sus conflictos comerciales, los compradores extranjeros de deuda estadounidense podrían reducir su interés en adquirir bonos del Tesoro.

Esto podría generar un aumento en la oferta de bonos en el mercado, lo que, a su vez, presionaría los precios a la baja y los rendimientos al alza.

En resumen, la combinación de aranceles, la creciente deuda pública y las expectativas de inflación está configurando un panorama incierto para los bonos del Tesoro estadounidense.

A medida que los inversores evalúan su estrategia, la recomendación es mantener la cautela, especialmente en lo que respecta a los bonos a largo plazo.

Con la posibilidad de recesión en el horizonte, muchos podrían optar por invertir en bonos a corto plazo, como los de dos, tres y cinco años, que ofrecen menores riesgos en un entorno económico volátil.

La historia de los bonos del Tesoro ha sido aquella de un refugio seguro, pero las condiciones actuales podrían hacer que los inversores reconsideren su percepción de riesgo.

Si los problemas de deuda y la inflación se agravan, el futuro de estos activos podría no ser tan seguro como se pensaba anteriormente.