Las principales corporaciones en Estados Unidos están disminuyendo o eliminando sus campañas y apoyos relacionados con el Mes del Orgullo, en un contexto de creciente presión política y social contra las iniciativas de diversidad y derechos LGBTQ+. Esta tendencia refleja un cambio en la postura empresarial frente a un entorno polarizado y la influencia de políticas gubernamentales adversas, que han llevado a muchas marcas a reducir su visibilidad y presencia en eventos y campañas relacionadas con la comunidad LGBTQ+.

Durante décadas, las marcas nacionales en Estados Unidos aprovecharon el mes de junio para mostrar su apoyo a la comunidad LGBTQ+ mediante campañas coloridas, logotipos arcoíris y eventos públicos que celebraban la diversidad.

Sin embargo, en los últimos años, esta tradición ha comenzado a ser cuestionada y reducida, en medio de un clima político cada vez más polarizado y de la atención creciente a los debates en torno a los derechos transgénero y la diversidad sexual.

La historia del apoyo corporativo al movimiento LGBTQ+ se remonta a las protestas por los derechos civiles en los años 60 y 70, cuando muchas empresas comenzaron a reconocer la importancia de la inclusión interna y la responsabilidad social.

En 2019, por ejemplo, se registró un récord de inversión en campañas de Pride, con un gasto estimado en unos 1,2 millones de euros por marca, según datos de estudios de mercado.

No obstante, en 2024, esa tendencia se ha invertido notablemente.

Este año, muchas empresas grandes, desde Walmart hasta Meta, han reducido sus presupuestos destinados a campañas del Orgullo y han optado por un perfil más discreto.

La razón principal, según analistas y expertos en comunicación, es la creciente influencia de la administración del expresidente Donald Trump, que ha implementado políticas que limitan los derechos de las personas transgénero y han fomentado una narrativa de rechazo hacia las iniciativas de diversidad.

De acuerdo con un informe de Gravity Research, aproximadamente el 40% de las corporaciones en Estados Unidos están disminuyendo su reconocimiento del Mes del Orgullo, en línea con una estrategia de menor exposición pública para evitar controversias o posibles repercusiones legales.

Muchas marcas también están retirando su apoyo a eventos emblemáticos, como los desfiles en Nueva York y San Francisco, y han cancelado patrocinios de importantes festivales y actividades.

Algunos ejecutivos han señalado que la preocupación por la imagen y la posible pérdida de contratos gubernamentales o comerciales ha llevado a un repliegue en la visibilidad.

Por ejemplo, empresas como Coca-Cola, PepsiCo y Ford han optado por no participar activamente en las campañas públicas relacionadas con Pride, a diferencia de años anteriores.

La política de Estados Unidos ha jugado un papel crucial en este cambio. La Administración Biden, que en su momento promovió leyes inclusivas y protección de derechos para la comunidad LGBTQ+, ha sido criticada por sectores conservadores y ha enfrentado una serie de desafíos judiciales y legislativos que han permitido a algunos estados y gobernadores promover leyes restrictivas.

Esto ha generado un ambiente de incertidumbre y miedo en muchas empresas, que prefieren no ser vistas como partidarias de causas que podrían ser polémicas.

A nivel social, la comunidad LGBTQ+ y sus aliados también han sentido el impacto de estas decisiones. Muchas organizaciones y activistas denuncian que la retirada del apoyo corporativo perpetúa la invisibilidad y la discriminación. Sin embargo, algunos expertos aseguran que esta tendencia puede ser temporal, y que en el largo plazo, la aceptación y la inclusión seguirán siendo valores fundamentales para la mayoría de las empresas.

El concepto de 'rainbow capitalism' —el uso del arcoíris y la celebración del orgullo como estrategia de marketing— ha sido objeto de críticas, ya que algunos consideran que muchas marcas solo buscan obtener beneficios económicos sin un compromiso real con los derechos LGBTQ+.

La creciente polarización en Estados Unidos hace que muchas compañías prefieran no arriesgar su reputación, optando por campañas más seguras y menos visibles.

Mientras tanto, la comunidad LGBTQ+ continúa luchando por sus derechos, y algunos sectores empresariales muestran signos de resiliencia y compromiso renovado con la inclusión, conscientes de que en un futuro cercano, la diversidad será una característica esencial de la sociedad estadounidense.

La historia demuestra que, a pesar de los vaivenes políticos, la lucha por la igualdad y la aceptación sigue siendo una fuerza poderosa que impulsa cambios sociales y culturales duraderos.