La compañía de alquiler de autos Hertz está implementando escáneres de inteligencia artificial que detectan daños en los vehículos de forma instantánea, pero la rapidez y precisión de esta tecnología están generando reclamaciones y dudas entre los clientes. Supuestamente, estos sistemas han provocado cargos erróneos y dificultades para comunicarse con atención humana. La innovación busca mejorar la transparencia y eficiencia, pero también ha despertado controversia sobre su impacto en los usuarios y los costes asociados.
La empresa de alquiler de vehículos Hertz, que supuestamente es una de las mayores en su sector a nivel mundial, ha comenzado a usar escáneres de inteligencia artificial (IA) para inspeccionar sus autos de manera automática en sus ubicaciones en los Estados Unidos.
Estos sistemas, desarrollados en colaboración con la firma israelí UVeye, tienen la capacidad de realizar una revisión completa del vehículo en segundos, detectando daños en la carrocería, neumáticos, cristales y por debajo del coche, proporcionando una vista de 360 grados en tiempo real.
La intención, según Hertz, es ofrecer mayor precisión, rapidez y transparencia en el proceso de inspección, reduciendo la subjetividad y las demoras que tradicionalmente implicaba una revisión manual.
Supuestamente, Hertz planea instalar 1,600 de estos escáneres en sus aproximadamente 1,600 puntos de alquiler en aeropuertos de todo Estados Unidos para finales de 2025.
La compañía afirma que los beneficios de esta tecnología incluyen una detección de daños cinco veces más precisa y la posibilidad de documentar de manera clara cualquier daño existente antes y después del alquiler.
Sin embargo, no todo ha sido positivo.
Recientemente, un cliente llamado Patrick, que alquiló un Volkswagen en el aeropuerto internacional de Atlanta, fue sorprendido por un cargo de aproximadamente 400 euros tras devolver el vehículo con una pequeña rozadura en la rueda trasera.
Según supuestamente Hertz, el escáner detectó el daño y generó automáticamente una factura que incluía 125 euros por procesamiento y 65 euros en cargos administrativos, además del coste de reparación, que podría variar entre 90 y 225 euros en una reparación profesional.
La rápida evaluación y cobro, en cuestión de minutos, ha causado desconcierto y malestar.
El cliente afirmó que, si aceptaba pagar en un plazo de dos días, recibiría un descuento de unos 45 euros, y uno de 17 euros si pagaba en una semana.
Sin embargo, Patrick no quiso aceptar la responsabilidad, ya que consideraba que el daño era mínimo y que la tarifa era excesiva. Además, intentó contactar con atención al cliente, pero solo pudo hacerlo vía email, con respuestas que podrían tardar hasta diez días en llegar, y sin posibilidad de hablar con un agente en vivo a través de la app, la cual solo permite gestionar las reclamaciones posteriormente.
Supuestamente, Hertz justifica esta tecnología como una forma de reducir errores y mejorar la experiencia del cliente, asegurando que las inspecciones digitales garantizan una documentación detallada y rápida de cualquier daño, lo que facilitaría disputas y reclamaciones.
La compañía también asegura que la mayoría de los alquileres son sin incidentes y que la implementación de estos sistemas busca ofrecer mayor transparencia.
No obstante, expertos y consumidores han comenzado a cuestionar si estos sistemas automáticos pueden generar errores, cargos injustificados o disputas difíciles de resolver.
La rapidez con la que se generan los cargos y la falta de interacción humana en el proceso puede dejar a los clientes sin opción de aclarar dudas o presentar pruebas en tiempo real.
Supuestamente, Hertz ya ha enfrentado varias polémicas en el pasado, incluyendo intentos de cargos excesivos, acusaciones de negligencia y procesos judiciales por falsas reclamaciones.
La implementación de los escáneres de IA parece ser parte de su estrategia de modernización, pero también ha abierto un debate sobre los riesgos de confiar demasiado en la automatización sin la supervisión adecuada.
Mientras tanto, la controversia continua y los clientes exigen mayor transparencia y canales de atención más accesibles. La situación de Hertz refleja los desafíos que enfrentan muchas empresas tecnológicas que buscan innovar en sectores tradicionales, donde la interacción humana sigue siendo clave para garantizar la confianza y satisfacción del usuario.