La Selección argentina de rugby sufrió otra derrota en la ventana de julio, esta vez frente a Inglaterra en La Plata, en un partido marcado por errores defensivos y falta de concreción en momentos clave. La actuación refleja las dificultades del equipo para mantener su nivel tras su buena racha y la necesidad de ajustes para el próximo Mundial.
La Selección argentina de rugby, conocida popularmente como Los Pumas, volvió a evidenciar sus falencias en un partido disputado en La Plata contra Inglaterra, en el marco de la ventana de junio-julio de 2025.
El encuentro terminó con una derrota para los sudamericanos, con un marcador final de 35-12, reflejando la diferencia en efectividad y disciplina entre ambos equipos.
Este partido representó un déjà vu para Argentina, dado que varios aspectos de su juego recordaron las dificultades que sufrió en el debut del Mundial de Francia 2023, cuando también enfrentó a Inglaterra.
La historia parece repetirse en ciertos aspectos, a pesar de los avances y la esperanza que genera el proceso de reconstrucción del conjunto dirigido por Felipe Contepomi.
Desde la alineación inicial, Argentina intentó imponer su juego, con un inicio favorable que fue opacado rápidamente por las ventajas que ofrece la disciplina y la organización del equipo inglés, dirigido por Steve Borthwick.
En ese primer tiempo, Los Pumas lograron sostenerse con una defensa sólida, permitiendo apenas un penal. Sin embargo, en el segundo tiempo, ese esfuerzo se diluyó ante la estrategia egida por Inglaterra, que supo jugar con paciencia y eficacia.
El primer intento importante de los británicos llegó mediante un drop de George Ford, uno de sus referentes, que sirvió para marcar el primer punto del partido.
Ese momento encendió las alarmas en el equipo argentino, que vio cómo su rival empujaba con un juego directo y en contacto para generar avances, apostando a la velocidad por fuera y a combinaciones simples pero efectivas.
Una de las claves del encuentro fue la doble amonestación a los argentinos Alex Cole y Seb Atkinson, que les brindó una oportunidad clara para revertir el marcador.
Aprovechar esa ventaja numérica fue esencial, pero Los Pumas fallaron en la concreción, demostrando una vez más que la precisión en momentos clave todavía es un pendiente en su desarrollo.
A pesar de ello, los argentinos mostraron actitud y capacidad de reacción. Pablo Matera, en su partido número 110 con la camiseta albiceleste, apoyó un try que motivó al equipo en un momento complicado, y Pedro Rubiolo también contribuyó con un try, producto de jugadas armadas y buena velocidad en ataque.
Pero estos intentos, aunque significativos, no lograron cambiar la suerte del partido.
En la segunda etapa, Inglaterra salió con otra mentalidad y en apenas diez minutos marcó tres tries, sellando prácticamente el resultado. Dos de Tom Roebuck y otro de Freddie Steward, quienes exhibieron un rugby de mayor control y simpleza, lograron poner distancia en el marcador y apagar cualquier esperanza argentina.
El juego de Inglaterra fue una muestra de su potencial, empleando el contacto permanente para sacar pelotas rápidas y aprovechar los errores propios de los argentinos.
La diferencia en el marcador, 35-12 en euros serían aproximadamente 33,5 de acuerdo a las tasas de cambio actuales, refleja claramente la superioridad de los europeos en esa jornada.
Este resultado evidencia que Los Pumas aún deben ajustar aspectos fundamentales, como la defensa y la precisión en la definición, para aspirar a un rendimiento más competitivo en el próximo Mundial y en futuras series internacionales.
La derrota, pese a ser dura, también trae una oportunidad de análisis para mejorar y fortalecer su juego.
Un dato histórico: Argentina tiene una larga tradición en rugby, con su principal logro a nivel mundial siendo la primera final del Mundial en 2007, donde fueron subcampeones.
A partir de esa experiencia, el equipo fue ganando consistencia y reconocimiento, pero todavía necesita consolidar aspectos clave para competir de igual a igual con las potencias mundiales.
La próxima referencia será en San Juan, donde Los Pumas buscarán recomponer su camino. Como señala la famosa frase en el deporte, tras una derrota siempre hay revancha y trabajo para mejorar. Los jugadores y el cuerpo técnico están conscientes de las áreas por mejorar, y la esperanza de volver a ver a un equipo con más precisión, orden y contundencia continúa intacta.
El rugby argentino tiene talento y compromiso, y en estos meses se definirá si ese trabajo de ajustes se traduce en resultados mejores en los próximos desafíos internacionales.