El equipo de Marcelo Gallardo no logró vencer a un débil Libertad en Asunción y hoy afrontará una difícil tarea en el Monumental para definir su pase a los cuartos de final. El encuentro terminó sin goles, dejando abierta la serie y generando preocupación en River debido a su irregular rendimiento.
El desempeño de River Plate en la primera etapa del partido ante Libertad de Paraguay no puede ocultar la realidad: los dirigidos por Marcelo Gallardo mostraron una versión muy por debajo de su nivel en su debut en los octavos de final de la Copa Libertadores.
El marcador final fue un empate sin goles que deja todo abierto para la vuelta, que se disputará el próximo jueves en el Estadio Monumental de Buenos Aires.
Desde el inicio, fue evidente que River no lograba encontrar el ritmo ni la claridad necesaria para dominar el encuentro. La primera parte atravesó una serie de errores, malas decisiones y poca intensidad en el juego, lo que facilitó que Libertad, un equipo considerado débil en la competencia, tuviera oportunidades para abrir el marcador.
Sin embargo, la solidez de Franco Armani en portería fue crucial, ya que realizó al menos tres atajadas importantes que evitaron la caída de su arco, destacándose una intervención a un disparo cruzado de Hugo Fernández.
El partido parecía estar encamino a un resultado que complicaría aún más las aspiraciones del elenco de Núñez. La debilidad del equipo en la creación y la poca presión que ejercen sus jugadores en el mediocampo evidencian un problema de fondo, que no es solo táctico, sino también emocional.
La lesión de Maximiliano Salas, que se había convertido en un referente de la ofensiva de River, parece haber dejado un vacío imposible de cubrir con los actuales recursos del equipo.
Desde su fisura, el rendimiento del equipo decayó notablemente: se volvió predecible, sin capacidad para generar juego asociado ni ocasiones de riesgo en el arco rival.
En el complemento, con la intención de intentar cambiar la historia, Gallardo realizó modificaciones tácticas: ingresaron Juan Fernando Quintero, Nacho Fernández y Sebastián Driussi en sustitución de Kevin Lencina, Lucas Lima y Borja.
Con estos cambios, River intentó imponerse en el campo, tocando la pelota en corto y buscando generar ocasiones a partir de la inteligencia de sus jugadores más creativos.
La entrada de estos futbolistas, que ya han dejado huella en la historia del club, aportó una chispa y mejoró el nivel del equipo, aunque no logró concretar la ventaja.
Libertad, por su parte, no mostró la intención de arriesgar demasiado, apostando a los contragolpes con la entrada de Roque Santa Cruz, un veterano de 43 años, que se convirtió en una referencia para jugar en la salida rápida y buscar sorprender a la defensa millonaria.
Una de las oportunidades más claras para River ocurrió cuando Facundo Colidio tuvo un remate que fue bloqueado por el arquero Silva tras un rebote, y en otra ocasión, Colidio y otros jugadores dispusieron de chances que no lograron concretar.
La suerte también estuvo de su lado en varias ocasiones, ya que Silva realizó varias atajadas de gran nivel, incluyendo una en el último minuto que salvó la prueba definitiva para los paraguayos.
El resultado, en definitiva, deja a River con un pie fuera de cuartos si en Argentina no logra imponerse con autoridad. La serie está abierta, pero la realidad indica que tendrá que hacer un esfuerzo mucho mayor en el juego de vuelta, que será en su propia cancha y ante su público.
El partido también dejó en evidencia ciertas fallas del estilo de juego de Gallardo, que en el segundo tiempo intentó aprovechar la experiencia de jugadores como Juanfer Quintero y Nacho Fernández, quienes aportaron movilidad y ideas claras en ataque.
Sin embargo, la falta de contundencia y la tendencia a depender demasiado de Armani generan dudas respecto al nivel actual del equipo.
Históricamente, River ha sido un equipo que en fases eliminatorias ha sabido sobreponerse a momentos complicados, y en 2018 conquistó su última Copa Libertadores tras vencer en una final memorable.
Hoy, la historia parece pender de un hilo, y la serie todavía puede dar un giro si el equipo logra corregir errores y recuperar ese espíritu triunfador que los caracterizó.
Mientras tanto, en Paraguay, la igualdad sin goles deja en suspense la clasificación y obliga a River a salir a jugar toda la fracción complementaria con mucha mayor intensidad y convicción.
El equipo de Gallardo tendrá que demostrar en Argentina que sigue siendo un candidato serio, aunque en el presente, su rendimiento y su funcionamiento dejan mucho que desear, y el margen de error en un torneo tan competitivo como la Libertadores se reduce cada vez más.