A los 38 años, Lionel Messi continúa demostrando su evolución futbolística y su liderazgo en la Selección Argentina, aunque su situación en clubes es distinta. La historia del ícono del fútbol mundial refleja cambios y desafíos que podrían marcar su próximo capítulo en el deporte.

Lionel Messi, uno de los futbolistas más destacados y versátiles de todos los tiempos, atraviesa una etapa definitoria a sus 38 años. A lo largo de dos décadas, hemos visto múltiples versiones del genio rosarino, quien en su recorrido ha sabido reinventarse para mantenerse en la élite del fútbol mundial.

Antes un gambeteador incansable, ahora un creativo enganche con visión de juego excelsa y capacidad para definir en momentos clave.

Con el paso del tiempo, Messi perfeccionó su técnica en tiros libres, convirtiéndose en un especialista en la ejecución de libres directos; además, su perfil más silencioso y filosófico contrasta con la intensidad en la cancha, donde se ha convertido en líder indiscutido de la Selección Argentina.

Su zurda, comparada con el oído absoluto de los músicos, ha sido capaz de detectar con precisión los espacios y abrir deficiencias en las defensas rivales, logrando jugadas memorables como diagonales diabólicas por la derecha o enviando pases milimétricos que dirigieron partidos.

No obstante, su presente en el Inter Miami de la MLS – una liga considerada menor en comparación con las principales del fútbol europeo – presenta ciertos desafíos, especialmente en la adaptación a un nivel competitivo distinto.

A diferencia del rol de solista en clubes recientes, en la Selección Argentina, Messi encuentra un conjunto de jugadores altamente complementarios que potencian su rendimiento y le brindan respaldo.

Figuras como Emiliano Martínez, Cuti Romero, Nicolás Otamendi y Nicolás Tagliafico conforman una base sólida que ha permitido a Messi desplegar su mejor fútbol.

El Mundial Qatar 2022 fue una exhibición épica del liderazgo y la clase del capitán argentino, quien a sus 35 años fue capaz de ser decisivo en momentos críticos, como en la victoria sobre México o en las fases más complicadas del torneo, donde Argentina consiguió su tercer título mundial.

Sin embargo, desde entonces, la percepción sobre su futuro se ha modificado. La MLS y la competencia internacional menos exigente en la reciente Copa del Mundo le han otorgado alguna lectura sobre el camino a seguir.

Lionel Messi, con una visión camaleónica del deporte, quizá considere dar otro salto en su carrera, quizás hacia una liga aún más competitiva o en busca de desafíos mayores para mantener viva su esencia competitiva.

No solo su calidad individual se mantiene intacta, sino también su espíritu de lucha. 

Para la selección argentina, el panorama es prometedor. La base del equipo ha evolucionado notablemente en su desempeño y madurez. Jugadores como Enzo Fernández, con experiencia en clubes como Chelsea, o Alexis Mac Allister, en Liverpool, suman ya un importante respaldo internacional.

Rodrigo De Paul, consolidado en Atlético de Madrid, y Julián Álvarez, uno de los delanteros más prometedores del mundo, son ejemplos de una generación que tiene la confianza de Messi y la fortaleza de un colectivo en crecimiento.

Todo esto hace pensar que Messi no necesita ser el súper futbolista que fue en sus mejores tiempos para seguir siendo vital en la Selección. La seguridad de tener un gran grupo detrás y la posibilidad de seguir aportando con su liderazgo y calidad técnica alimentan la ilusión de un futuro cercano lleno de nuevas metas y desafíos, que podrían incluir un sexto Mundial.

Lo que está claro es que, a los 38 años, Lionel Messi continúa siendo una leyenda en constante evolución, adaptándose a los cambios y dejando una huella imborrable en la historia del fútbol mundial.