En el Mundial Sub 20 de Chile 2025, la FIFA implementa por primera vez la tarjeta verde, un nuevo sistema de revisión que permite a los entrenadores solicitar revisiones en jugadas polémicas, con reglas específicas y límites en su uso. La iniciativa busca modernizar y hacer más justo el arbitraje en el torneo juvenil.
El Mundial Sub 20 de Chile 2025 ha traído consigo una novedad que marca un cambio significativo en la forma en que se arbitran los partidos a nivel internacional.
Por primera vez en un torneo de esta magnitud, la FIFA ha introducido el concepto de la tarjeta verde como un recurso adicional para los entrenadores y árbitros, con el objetivo de mejorar la precisión en decisiones clave y reducir las controversias.
La tarjeta verde se implementa a través de un sistema conocido como Football Video Support (FVS), que funciona de manera diferente al tradicional VAR.
Mientras que en el VAR convencional juegan un equipo de árbitros revisando automáticamente cada jugada en monitores, en este sistema, los técnicos de cada equipo tienen la posibilidad de solicitar una revisión en jugadas polémicas mediante la presentación de una tarjeta verde al cuarto árbitro.
Esta solicitud puede hacerse en momentos específicos del partido en los que la decisión del árbitro puede marcar el rumbo del encuentro.
En el partido inaugural entre Corea del Sur y Ucrania, por ejemplo, el uso de esta tarjeta generó gran atención. El entrenador asiático reclamó un penal en el minuto 37, pero la revisión no fue concedida por el árbitro. En otro ejemplo, en el partido entre Argentina y Cuba, el técnico argentino desarrolló el uso de la tarjeta verde en dos ocasiones en los primeros 21 minutos de juego.
La primera solicitud fue en el minuto 10, tras la expulsión de Santiago Fernández tras una entrada que el árbitro consideró roja directa. Sin embargo, el técnico solicitó la revisión para intentar revertir la decisión, pero esta fue ratificada por el árbitro, que no cambió su fallo.
Más tarde, Placente intentó de nuevo solicitar una revisión ante una jugada en la que el arquero cubano salió lejos y derribó a un delantero argentino, pero nuevamente el árbitro confirmó su decisión, por lo que la jugada quedó sin modificación.
Para entender esta innovación, conviene recordar que en la historia del fútbol, las decisiones arbitrales siempre han sido una fuente de polémica y debate.
Antes del uso del VAR, muchas jugadas decisivas terminaban en errores que afectaban directamente el resultado de los partidos. Desde la introducción del VAR en 2018, se buscó reducir estas controversias, pero en el contexto del Mundial Sub 20 en Chile, la integración de la tarjeta verde ofrece una vía adicional y rápida para que los entrenadores puedan solicitar revisiones en momentos críticos.
El sistema establece que cada equipo dispone de dos solicitudes por partido para usar la tarjeta verde, con un pedido adicional en caso de tiempo suplementario.
Si la revisión resulta en un cambio de decisión del árbitro, el equipo que solicitó la revisión no pierde esa oportunidad. Sin embargo, si la decisión del árbitro se mantiene, esa solicitud se considerará utilizada. Es importante destacar que la tarjeta verde solo puede aplicarse en jugadas específicas como goles, penales, tarjetas rojas directas o confusión en la identidad del jugador.
No se permite usarla para reclamaciones por faltas menores o cuestiones de saque de esquina o lateral.
El objetivo de esta innovación es facilitar decisiones más justas y reducir la cantidad de errores visibles en el campo. Además, la tarjeta verde busca crear un equilibrio entre la revisión automática y la intervención humana, permitiendo que los entrenadores participen solo en situaciones clave.
La implementación en Chile 2025 será un experimento que podría marcar tendencia en futuras competencias internacionales, perfeccionando aún más el uso de tecnología en el fútbol.
Desde su introducción, la tarjeta verde en el Mundial Sub 20 ha generado expectativas sobre cómo influirá en la dinámica del juego y en la percepción del arbitraje.
La FIFA espera que esta herramienta contribuya a un fútbol más transparente, justo y emocionante, al mismo tiempo que mantiene la rapidez y fluidez del juego, evitando retrasos excesivos.
Sin duda, esta innovación representa un paso adelante en la adaptación del deporte a las nuevas tecnologías y a la demanda de mayor justicia en las decisiones arbitrales.