Unión y Tigre igualaron sin goles en un encuentro intenso y cargado de controversias en Santa Fe, marcado por actuaciones destacadas y decisiones arbitrales discutidas.

En un encuentro bastante intenso y lleno de controversias, Unión y Tigre finalizaron el partido sin la apertura del marcador en Santa Fe. El juego, que se caracterizó por su alta intensidad y ciertas decisiones arbitrales polémicas, dejó a ambos equipos con sensaciones mixtas y una serie de hechos para analizar.

La primera etapa fue claramente dominada por Unión, que mostró un rendimiento más sólido y generó varias ocasiones peligrosas. Sin embargo, la diferencia en el resultado se mantuvo en cero, en gran parte gracias a las destacadas intervenciones del arquero de Tigre, Felipe Zenobio.

En varias ocasiones, Zenobio desactivó disparos peligrosos, incluyendo una excelente mano en un remate lejano de Julián Palacios y una ferviente respuesta ante un mano a mano con Franco Fragapane.

Además, repelió un fuerte cabezazo de Cristian Tarragona, mandando el balón al córner.

Pero lo que más llamó la atención durante la primera parte fue una jugada que terminó en polémica, relacionada con un gol anulado a Lucas Gamba tras la revisión del VAR.

El jugador de Unión había tocado el balón en un centro rasante de Palacios, pero el árbitro Darío Herrera, tras consultar con el VAR, decidió invalidar la anotación por una aparente falta previa del mismo Gamba sobre Ramón Arias, en una jugada muy finamente disputada.

La controversia radicaba en que la acción fue muy sutil y, en consecuencia, generó debates sobre si la decisión fue correcta o no. La postura oficial fue que se sancionó una infracción del atacante de Unión, aunque muchos opinan que en otra circunstancia esa misma jugada podría haberse interpretado de otra manera.

En la segunda mitad, el juego se tornó aún más peleado, con un espíritu más combativo. Los futbolistas discutían constantemente con los árbitros, protestando decisiones y generando empujones en varias oportunidades. Una escena destacada fue un incidente en el pasillo que conecta los vestuarios, donde dos jugadores de ambos equipos terminaron chocando en un enfrentamiento verbal y físico.

Unión insistió en una jugada donde solicitó un penal por una supuesta falta de Medina a Fragapane en el área. Sin embargo, el árbitro no revisó la incidencia, y la acción quedó sin sanción, lo que provocó la protesta de los locales. La situación más clara en ataque la tuvo Julián Sosa, quien golpeó un disparo cruzado que fue a estrellarse en el poste izquierdo del arco defendido por Matías Tagliamonte.

Hacia el final del encuentro, la tensión se elevó aún más que el nivel de juego. Fragapane fue expulsado en los minutos finales tras aplicar una fuerte patada a un contrario, lo que justificó la decisión de los oficiales. La polémica adicional ocurrió en una jugada en la que varios jugadores se enzarzaron en un forcejeo en el área, pero el árbitro decidió no sancionar penal en favor de Unión.

Este partido forma parte de una serie de encuentros que han sido marcados por decisiones arbitrales discutidas y un juego muy físico, reflejo de la atípica rivalidad que en los últimos años ha ido creciendo en el fútbol argentino.

Ambos equipos buscan consolidar sus posiciones en la tabla, pero en esta ocasión, la polémica y la intensidad fueron las principales protagonistas del encuentro, dejando a los espectadores y analistas con mucho de qué debatir en los días siguientes.