El club Argentino de Quilmes decidió detener la incorporación de Alexis Zárate tras la presión de un patrocinador, en una decisión que refleja las tensiones en torno a la reintegración de futbolistas con antecedentes judiciales por delitos graves.

En un episodio que evidencia las tensiones entre ética, sponsor y gestión deportiva, el club Argentino de Quilmes, de la tercera división del fútbol argentino, enfrentó una crisis interna tras anunciar inicialmente la incorporación del defensor Alexis Zárate.

La situación se volvió tensa cuando uno de sus principales auspiciantes expresó su rechazo a la llegada del futbolista, argumentando que su participación sería inaceptable en el contexto del club.

Alexis Zárate, de 31 años, fue condenado en 2017 por una denuncia de abuso sexual, delito por el cual cumplió una condena de aproximadamente seis años y medio.

Tras cumplir en noviembre de 2024 los dos tercios de su condena, solicitó la libertad condicional, la cual le fue otorgada en julio pasado tras cumplir con ciertos requisitos, incluyendo talleres de masculinidades y una restricción perimetral de 500 metros para acercarse a su víctima.

Su intención siempre fue volver a jugar, y rechazó varias ofertas, incluyendo una en la Primera División, prefiriendo comenzar en un equipo de menor nivel para reinsertarse en el fútbol profesional.

El club argento se encontraba en plena negociación con Zárate, quien posó para fotos en su camiseta y que generó expectativas entre sus seguidores y jugadores de la institución.

Sin embargo, la noticia de su incorporación generó rechazo en el ámbito del club, en particular de un auspiciador principal cuyas firmas permanecen en la camiseta del equipo.

Dicho sponsor expresó públicamente su rechazo, advirtiendo que en caso de que Zárate vestiera la camiseta del club, retirarían su apoyo financiero, una decisión que fue tomada en línea con la postura de otros patrocinadores que se mostraron reacios ante la idea.

Ante la presión, la dirigencia de Argentino de Quilmes decidió rápidamente retirar la propuesta de incorporación, mediante un comunicado oficial en el que aclararon que la decisión fue del presidente y la Comisión Directiva, y que seguirán trabajando para armar el mejor plantel posible para los próximos torneos.

Este incidente reabre el debate sobre la readmisión de futbolistas con antecedentes por delitos graves en el fútbol profesional y las implicaciones éticas y sociales que ello conlleva.

Aunque Zárate ha cumplido su condena y busca volver a la actividad deportiva, la sociedad y los clubes todavía enfrentan reclamaciones de mayor responsabilidad social y respeto hacia las víctimas.

Históricamente, este tipo de casos ha generado controversias similares en diferentes países, donde el deporte y la sociedad buscan equilibrar el derecho a una segunda oportunidad con la protección de las víctimas y la integridad de los clubes.

La decisión de Argentino de Quilmes refleja una tendencia que se ve en varias partes del mundo, donde la presión social y los patrocinadores están influyendo cada vez más en las decisiones deportivas.

En definitiva, si bien la ley permite a Zárate reintegrarse al fútbol, la percepción social y las decisiones de los patrocinadores pueden marcar límites que trascienden el aspecto legal.

En un deporte con gran visibilidad, la ética y la responsabilidad social mantienen un papel fundamental en la toma de decisiones de los clubes y las instituciones deportivas.