El tercer y último encuentro de la serie de T20 entre Irlanda y West Indies se convirtió en una de las jornadas más recordadas por la abultada victoria de los caribeños y las cifras récord en el cricket internacional.

Tras la cancelación de los dos primeros partidos de la serie debido a fuertes lluvias en Bready, solo el tercer y último encuentro se disputó, dejando una huella imborrable en la historia del cricket internacional.

Irlanda, que decidió comenzar con la opción de lanzar al principio tras ganar el sorteo, se enfrentó a un West Indies que salió decidido a demostrar su poderío en el campo.

La apertura de Evin Lewis y Shai Hope inició un espectáculo de golpes y récords, formando una asociación de 122 carreras en apenas 10.3 overs. Lewis, con una actuación impresionante, anotó 91 carreras en solo 41 bolas, mientras que Hope contribuyó con 51 a una velocidad vertiginosa. Aunque Irlanda intentó detener el avance, la ofensiva de los visitantes fue imparable, con Keacy Carty debutando con una destacada actuación de 49 no outs en 22 bolas y Romario Shepherd aportando 19 en solo 6 envíos, que permitieron a West Indies establecer una marca histórica con una puntuación final de 256/5, una de las más altas en la historia de los T20 internacionales masculinos.

Para Irlanda, fue una tarde para olvidar, especialmente para Liam McCarthy, quien fue lanzado en un momento en que la puntuación ya alcanzaba las 45 carreras sin pérdida en cuatro overs.

Su primer envío fue saqueado para un seis por Hope, concediendo 21 carreras en su primer over y 24 en el segundo, con Lewis logrando cuatro límites y un seis en esa misma secuencia.

Sus últimos dos overs tampoco brindaron alivio, permitiendo 18 carreras en cada uno, sumando un total de 81 carreras en su intervención, la cifra más alta registrada por un lanzador de un equipo miembro completo en la historia de los T20 internacionales masculinos, solo superada por Musa Jobarteh de Gambia, que concedió 93 carreras contra Zimbabue en 2024.

Mientras McCarthy enfrentaba la furia del ataque caribeño, la ofensiva de Irlanda en conjunto mostró graves dificultades. Solo Matthew Humphreys pudo mantener el control, con figures de 2/16 en cuatro overs, mientras que Mark Adair, Barry McCarthy y Ben White concedieron más de 50 carreras cada uno, con cifras de 1/52, 1/55 y 1/50 respectivamente.

Este desempeño negativo llevó a Irlanda a establecer un récord poco envidiable: ser el primer equipo completo en la historia de los T20 internacionales masculinos en permitir que cuatro de sus lanzadores concedieran 50 o más carreras en un solo partido.

La única otra ocasión similar ocurrió en 2024 en un juego entre Gambia y Zimbabue, donde cinco lanzadores admitieron 50+ carreras y uno más concedió 24 en un solo over.

En respuesta a la enorme puntuación de West Indies, Irlanda solo pudo anotar 194/7, logrando así que los caribeños se llevasen la serie con un marcador de 1-0.

Este encuentro no solo será recordado por la victoria de los visitantes, sino también por las cifras récord y el impacto que dejó en la historia del cricket T20 internacional.

La serie, además, refleja la creciente competitividad y el desarrollo del cricket en países como Irlanda y Gambia, que continúan luchando por consolidarse en el escenario mundial.

La actuación de West Indies en ese día será recordada por mucho tiempo como una de las exhibiciones más dominantes en el formato T20, además de marcar un récord en términos de puntuación y rendimiento de los lanzadores, estableciendo un estándar difícil de igualar en el futuro cercano.