La joven atleta uruguaya Julia Paternain logra una hazaña inédita para su país al obtener el tercer puesto en la maratón del Campeonato Mundial en Tokio, en una carrera marcada por condiciones extremas y un circuito desafiante.

El Mundial de atletismo que dio inicio el pasado sábado en la ciudad de Tokio, en Japón, ha traído consigo historias emocionantes y logros históricos, entre ellas, la medalla de bronce que obtuvieron en la maratón los representantes de Uruguay.

La competencia se llevó a cabo en el mismo escenario donde en 2021 se celebraron los Juegos Olímpicos de Tokio, en un contexto marcado por la pandemia y la ausencia de espectadores, que ahora presenció un evento diferente, con un público presente.

La noticia más destacada fue la heroica actuación de Julia Paternain, una atleta que sorprendió a todos al conseguir una medalla en esta disciplina, algo que nunca había logrado Uruguay en la historia de los Mundiales de atletismo.

Hasta ahora, el país había tenido participaciones destacadas como la de Ricardo Vera Rebollo, quien fue finalista en los 3.000 metros con obstáculos en Barcelona 1992 y en Stuttgart 1993, logrando sendos 12°. puestos, y Emiliano Lasa, que con su sexto puesto en salto en largo en Río 2016 mantenía el mejor récord olímpico de Uruguay en la historia del deporte uruguayo.

Julia nació en Guanajuato, México, el 29 de septiembre de 1999, de padres uruguayos residentes en el extranjero. Durante su infancia y adolescencia, se formó deportivamente en Gran Bretaña, país donde sus padres emigraron hace más de treinta años. Su padre, Gabriel Paternain, profesor de Matemática en la Universidad de Cambridge, y su madre, Graciela Muñiz, ambos influyeron en su formación. Con raíces uruguayas, Julia decidió representar a Uruguay en las competencias internacionales, tras recibir la aprobación de la World Athletics en enero pasado.

Antes de esta decisión, la atleta ya había establecido récords nacionales en Uruguay, como el de medio maratón en Houston, con un tiempo de aproximadamente 1 hora, 12 minutos y 1 segundo, y en su debut en maratón en Nueva York, donde ganó con un tiempo de aproximadamente 2 horas, 27 minutos y 9 segundos, rompiendo el récord nacional en más de veinte minutos.

Hasta ahora, estas marcas y logros no habían colocado a Julia en la discusión de medallas en eventos mundiales, pero en Tokio, su actuación fue extraordinaria.

En una carrera dura, con temperaturas elevadas y humedad, se ubicó en el grupo de cabeza en los primeros kilómetros, adaptándose estratégicamente para no desgastarse.

Durante los últimos 5 kilómetros, en un circuito especialmente exigente, logró mantener la fuerza suficiente para culminar en tercer lugar, logrando la primera medalla mundialista para Uruguay en esta disciplina.

El podio fue protagonizado por corredoras africanas, con la etíope Tigst Assefa obteniendo la plata y la keniana Peres Chepchirchir el oro, esta última con un tiempo de aproximadamente 2 horas y 24 minutos.

Julia cruzó la línea en unos 2 horas, 27 minutos y 23 segundos, metiéndose en la historia del atletismo sudamericano como la primera uruguaya en subir a un podio mundialista en maratón.

Este logro tiene un significado especial, no solo para Uruguay sino para la región. La predominancia de atletas africanos en las distancias largas ha sido casi absoluta en las últimas décadas, dominando en Mundiales y Juegos Olímpicos.

Sin embargo, ejemplos de cambios en esta tendencia se ven en los destacados resultados de corredores europeos y estadounidenses. La actuación de Paternain aporta a esa tendencia de renovación y esperanza.

Julia expresó su deseo de ser un ejemplo para las jóvenes sudamericanas, afirmando: "Me encanta correr para Uruguay. Es un país pequeño, pero con mucho corazón. Es un orgullo y sé que mis padres están muy contentos." Con un estilo sencillo y una gran determinación, mostrada incluso con las uñas pintadas de celeste en la carrera, llevó en alto el nombre de su país.

Actualmente, se entrena en Flagstaff, Arizona, bajo la dirección del entrenador Jack Polerecky, en uno de los centros más importantes de preparación para corredores de mediofondo y fondo en Estados Unidos.

Su desempeño en Tokio ha abierto muchas expectativas acerca de su carrera futura y si podrá mantener este nivel en próximas competiciones, con condiciones climatológicas más favorables y circuitos más planos.

El impacto de su medalla puede ampliar el interés por el atletismo en Uruguay, un deporte en crecimiento gracias a figuras como Valentín Soca y Santiago Catrofe, quienes también han dejado huella en el deporte sudamericano.

Como atleta joven, Julia pretende motivar a muchas otras chicas en la región: "Solo necesitas un par de zapatillas y mucha determinación para alcanzar tus sueños." Su historia se convierte en un ejemplo de perseverancia y esperanza para el deporte latinoamericano.