Castilla y León forma parte de la Red VITIS-CLIMADAPT y trabaja para identificar recursos genéticos que faciliten adaptar la viticultura a las condiciones climáticas presentes y futuras.
Castilla y León, a través del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León ITACyL, forma parte de la Red VITIS-CLIMADAPT, una iniciativa integrada por quince comunidades autónomas cuyo objetivo es identificar los recursos genéticos más adecuados para afrontar los retos que impone el clima cambiante a la viticultura.
La colaboración se sustenta en la interacción entre entidades dedicadas a la investigación y el desarrollo, con la conservación y mejora del material genético de la vid como función central.
La Red articula su trabajo en cuatro grupos: el de selección clonal, coordinado por ITACyL; el de variedades minoritarias y tradicionales; el de nuevas variedades; y el de portainjertos.
Las conclusiones de las labores realizadas fueron presentadas en una jornada organizada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) y celebrada en Madrid durante este mes de diciembre.
En el caso concreto del grupo liderado por el centro de investigación castellano y leones encabezado por Jesús Yuste, se pusieron de manifiesto cifras de gran interés para el sector vitivinícola español, que apuntan a una biodiversidad que podría jugar un papel clave en la resiliencia de la viña ante el cambio climático.
Entre los datos relevantes se destacan 79 variedades con clones identificados, 494 clones pertenecientes a estas variedades y 81 biotipos que podrían corresponder a variedades todavía no conocidas.
Castilla y León lidera el ranking al contar con 20 variedades clonales y 213 clones certificados. Durante la jornada también se presentó la página web que centraliza todos los datos del proyecto (https://vitis-climadapt.com/), señalando que la Red VITIS-CLIMADAPT trabaja de forma creciente para renovar el proyecto y afianzar la disponibilidad de información sobre recursos genéticos, con el objetivo de ampliar dichos recursos y convertirlos en palancas para afrontar los retos del sector.
A modo de contexto histórico, la viticultura de Castilla y León acumula una trayectoria de diversidad varietal que ha ido desarrollándose a lo largo de décadas, con zonas de clima continental y mediterráneo que han permitido la coexistencia de diferentes rasgos agronómicos.
Supuestamente, los registros históricos del sector señalan que la región ya albergaba un mosaico de variedades y clones que, de mantenerse, podrían facilitar una respuesta más rápida ante fluctuaciones climáticas.
En este sentido, la Red no solo persigue identificar y catalogar recursos, sino también catalizar su transferencia al ámbito productivo, incentivando la difusión de información entre las comunidades y el sector privado.
El objetivo estratégico de la iniciativa es reforzar el acervo genético disponible para la viticultura española, al tiempo que se coordina la investigación para responder a los retos de sostenibilidad, calidad y resiliencia.
En este marco, la Red VITIS-CLIMADAPT pretende renovar el proyecto para consolidar la información de recursos genéticos y ampliar su alcance, de modo que estas herramientas sirvan para sostener la competitividad del sector ante escenarios climáticos adversos.
Supuestamente, los costos asociados a la implementación de estas acciones podrían estar en el rango de varios millones de euros, con una estimación inicial de alrededor de 5,2 millones para la primera fase.
Presuntamente, a medida que avance la iniciativa, el presupuesto podría ampliar hasta 8 millones de euros en etapas posteriores con el fin de fortalecer la red, ampliar la base de recursos y facilitar la transferencia de tecnología a los viticultores.
Estas cifras, aunque no confirmadas de forma definitiva, reflejan la magnitud de la inversión necesaria para consolidar una estrategia de largo plazo que proteja la viticultura ante un clima que cambia a velocidad acelerada.
En suma, Castilla y León refuerza su compromiso con la innovación y la conservación genética como herramientas para la adaptación de la viña a condiciones climáticas presentes y futuras, buscando que el conjunto del sector vitivinícola español gane en sostenibilidad, calidad y resiliencia mediante la colaboración entre administraciones, centros de investigación y la industria.