La IGP Cochinillo de Segovia obtiene la aprobación definitiva para usar el sello de calidad europeo, fortaleciendo su posición en el mercado y valorando la tradición gastronómica de la región.

El Cochinillo de Segovia, uno de los platos más emblemáticos de la gastronomía española, ha alcanzado un importante avance en su reconocimiento internacional.

La Indicación Geográfica Protegida (IGP) Cochinillo de Segovia ha sido oficialmente admitida en el registro europeo, lo que supone la obtención del sello de calidad de la Unión Europea y una mayor protección para los productores de la zona.

Este logro, que supone un paso más en la historia de este producto, ha sido anunciado por la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de Castilla y León, en un acto celebrado en el Parador de Segovia, donde también se presentó la nueva imagen de marca que impulsará su comercialización.

El proceso que ha llevado a este reconocimiento ha sido largo y meticuloso. La solicitud de la IGP se presentó en agosto de 2022, y tras superar todas las evaluaciones nacionales y europeas, la Comisión Europea inscribió en julio de 2024 el Cochinillo de Segovia en el registro de Denominaciones de Origen Protegidas (DOP) e Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP).

La aprobación definitiva del reglamento y del órgano de gestión por parte de la Junta de Castilla y León hoy marca el cierre a este proceso y la plena protección del producto en el ámbito europeo.

Desde su incorporación en el registro europeo, la IGP Cochinillo de Segovia podrá comercializarse con el sello de calidad comunitario, lo que garantiza su autenticidad y diferenciación en el mercado global.

La figura de calidad agrupa actualmente a 33 explotaciones y cuatro mataderos, que en 2024 produjeron aproximadamente 161.382 cochinillos, con un valor económico estimado de unos 6,6 millones de euros, equivalentes a alrededor de 6,1 millones de euros en moneda europea.

Este reconocimiento no solo refuerza la tradición culinaria de la región, sino que también posiciona a Castilla y León como una de las comunidades líderes en productos cárnicos diferenciados en Europa.

La comunidad ya cuenta con otras figuras de calidad reconocidas, como la IGP Torrezno de Soria, y en fase de reconocimiento europeo se encuentra la futura IGP Jabalí de la Granja.

El impulso a estos productos ha sido respaldado por una inversión de 3 millones de euros aprobada recientemente por la Junta, destinada a financiar acciones de control, certificación y promoción durante los próximos tres años.

Además, las empresas productoras podrán participar en las principales ferias sectoriales en España de manera gratuita en 2026, con el apoyo de la marca Tierra de Sabor, que promueve los productos de calidad de la región.

El trabajo desarrollado para conseguir este reconocimiento ha sido posible gracias a la colaboración entre el sector productor y la administración pública, así como a la investigación llevada a cabo por instituciones como el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl).

A través de estudios realizados en colaboración con la Estación Tecnológica de la Carne de Guijuelo, se han caracterizado las propiedades organolépticas del cochinillo y se han desarrollado técnicas para mantener su calidad mediante ultracongelación, garantizando su sabor y textura en toda la cadena de distribución.

El Cochinillo de Segovia, cuya cría se realiza en la provincia y en la comarca de La Moraña en Ávila, se alimenta exclusivamente con leche materna y sus canales deben pesar entre 4 y 5,8 kilos, con un color blanco característico y carne rosada y tierna.

La protección de la IGP ayuda a mantener estas características tradicionales y a promover su consumo tanto a nivel nacional como internacional.

Este reconocimiento europeo es un paso clave en la historia del producto, que ha visto cómo su producción ha crecido en los últimos años. En 2024, la producción alcanzó las 551 toneladas de producto, consolidando su presencia en el mercado y elevando su valor. La incorporación del sello europeo permitirá que el Cochinillo de Segovia siga siendo un símbolo de calidad y tradición, fortaleciendo aún más su posición en la gastronomía mundial.

El proceso que ha llevado a este logro también ha sido un ejemplo de la importancia de la colaboración entre las instituciones públicas, los productores y los centros de investigación.

La protección europea no solo beneficia a los productores, sino que también ayuda a preservar las tradiciones y la cultura gastronómica de Castilla y León, que continúa siendo pionera en la promoción de productos de calidad diferenciada en Europa.