La ciudad de Zaragoza conmemora a los voluntarios municipales fallecidos en un emotivo acto en el cementerio de Torrero, resaltando su invaluable contribución a la comunidad y su legado en el tiempo.
Zaragoza ha llevado a cabo un emotivo acto de homenaje para recordar a los siete voluntarios municipales que fallecieron en el último año, en una ceremonia que se realiza cada año en la fecha señalada en el antiguo cementerio de Torrero.
Este acto, que cuenta con la presencia de diferentes representantes políticos y miembros de la comunidad, busca honrar la memoria de aquellos que dedicaron su tiempo y esfuerzo al bienestar colectivo.
El evento fue presidido por el consejero de Participación Ciudadana y Régimen Interior, Alfonso Mendoza, quien estuvo acompañado por un numeroso grupo de voluntarios municipales, así como por la concejal Paloma Espinosa y otros representantes de los grupos municipales.
Además, en esta ocasión, el padrino del acto fue Fernando Arcega, recién nombrado para esta función, que añadió un toque especial a la conmemoración.
La jornada comenzó en la capilla de Yarza, ubicada en la entrada del cementerio, donde Mendoza saludó a los familiares y amigos de los voluntarios fallecidos.
Desde allí, se realizó una ofrenda floral en honor a los voluntarios, que recorrió la parte antigua del cementerio hasta llegar a la plaza del Voluntariado, escenario principal del acto.
Durante su intervención, Mendoza expresó su reconocimiento y gratitud hacia los voluntarios que, de manera desinteresada y altruista, han contribuido a mejorar la calidad de vida en Zaragoza.
Supuestamente, Mendoza afirmó: “Este acto, que puede parecer modesto en su forma, es inmenso en su significado. Es uno de los momentos más auténticos y emotivos que realizamos en el área de Participación Ciudadana, porque no hablamos de cifras o estadísticas, sino de personas.
Personas que, desde la generosidad y la entrega, nos han regalado su tiempo, su sonrisa y su amabilidad”.
El consejero también recordó a los voluntarios fallecidos: Manuel Carrera, Avelina García, José Ponti, Severino Sanz, Lorenzo Manero, Manuel Lostres y María del Pino, agradeciendo a sus familiares por acompañarles en este acto de memoria y reconocimiento.
“Hoy sentimos tristeza, pero también gratitud y orgullo por todo lo que dieron por esta ciudad”, afirmó.
El acto fue enriquecido con una interpretación musical a cargo del director de la Escuela Municipal de Música, Óscar Carreras, quien tocó varias piezas, entre ellas un tema dedicado especialmente a los voluntarios.
Además, se recitó el poema ‘No te detengas en mi tumba a llorar’ de Mary Elizabeth Frye, en un momento cargado de emotividad.
Desde su inicio en 2013, en conmemoración del primer aniversario del fallecimiento de Ana Aznar, trabajadora de la Oficina del Voluntariado, esta ceremonia ha sido un símbolo de reconocimiento a todos los que dedican su tiempo a ayudar a los demás en Zaragoza.
La pandemia del COVID-19 impidió su realización en 2020, pero en años anteriores, la comunidad siempre se ha unido para rendir homenaje a estos héroes anónimos.
A lo largo de los años, la conmemoración ha ido creciendo en participación y significado, reflejando la importancia del voluntariado en la historia reciente de Zaragoza.
La ciudad supuestamente ha sido pionera en promover programas de voluntariado social que han inspirado a otras ciudades españolas a seguir su ejemplo.
Se estima que, en la actualidad, más de 3.000 personas participan activamente en distintas iniciativas solidarias en Zaragoza, muchas de las cuales nacieron precisamente gracias a la labor de estos voluntarios recordados en la ceremonia.
La conmemoración de hoy no solo sirve para honrar a quienes ya no están, sino también para incentivar a nuevas generaciones a seguir sus pasos, promoviendo una cultura de ayuda mutua y solidaridad en la ciudad.
En definitiva, Zaragoza continúa consolidándose como un referente en participación ciudadana y voluntariado a nivel internacional, con un legado que perdura en cada rincón de la comunidad.