El Ayuntamiento de Zaragoza ha puesto en marcha un plan de inspección de 277 inmuebles en los barrios de Zamoray, Pignatelli y el Casco Histórico, con el objetivo de garantizar su seguridad y conservación. Las primeras visitas ya han comenzado, incluyendo edificios con más de 150 años de antigüedad, en un esfuerzo por prevenir riesgos y preservar el patrimonio urbano.

El Ayuntamiento de Zaragoza ha dado inicio a un ambicioso plan de inspección de edificios en las zonas de Zamoray, Pignatelli y el Casco Histórico, con el fin de evaluar y mejorar las condiciones de seguridad y conservación de un total de 277 inmuebles.

La iniciativa, que comenzó esta mañana, busca identificar posibles riesgos derivados del estado de los edificios, muchos de los cuales tienen una antigüedad superior a los 100 años y forman parte del patrimonio histórico de la ciudad.

Este plan forma parte de las acciones municipales para proteger a los vecinos y mantener la integridad de los edificios, además de cumplir con las obligaciones legales en materia de inspección técnica.

La primera jornada de visitas se ha centrado en los edificios ubicados en la calle Cerezo, concretamente en los números 1 y 3, que representan ejemplos de construcciones que han sido reformadas en varias ocasiones pero que aún conservan su carácter original del siglo XIX.

La inspección inicial ha sido realizada por un equipo compuesto por arquitectos técnicos y arquitectos municipales, acompañados por personal jurídico y administrativo, con el apoyo de la Policía Local.

Las inspecciones continuarán durante aproximadamente siete meses, en un calendario dividido en 14 áreas o tramos que abarcan distintas calles y barrios.

En total, se realizarán alrededor de 230 visitas, con una media de dos inspecciones por técnico cada semana. La estrategia del Ayuntamiento es priorizar las zonas con mayor antigüedad y riesgo, como las manzanas delimitadas por las calles Agustina de Aragón, Mariano Cerezo, Escopetería, la glorieta José Aznárez y la calle Mayoral, que comprende 38 inmuebles.

Posteriormente, se abordarán otros sectores con características similares.

Es importante destacar que en la zona de Zamoray-Pignatelli se detecta una problemática social y edilicia significativa. Muchos edificios presentan un estado de deterioro que puede poner en peligro la seguridad de quienes habitan en ellos, así como de los transeúntes. La situación requiere de acciones preventivas, ya que la normativa establece que los propietarios son los responsables del mantenimiento y conservación de sus inmuebles, incluyendo la realización periódica de la Inspección Técnica de Edificios (ITE), que debe efectuarse cada 50 años, y posteriormente cada 10 años.

La antigüedad y el estado de conservación de los inmuebles, sumados a las condiciones socioeconómicas del entorno, han motivado que el Ayuntamiento tome estas medidas.

Esta iniciativa fue aprobada en el Consejo de Gerencia de Urbanismo con el respaldo unánime de los grupos municipales en marzo pasado. Según palabras del consejero de Urbanismo, Infraestructuras, Energía y Vivienda, Víctor Serrano, este plan busca actuar de manera preventiva ante el riesgo de posibles colapsos o fallos estructurales.

Los técnicos municipales han realizado una exhaustiva clasificación del estado actual de los edificios, elaborando fichas que servirán de base para futuras acciones correctivas.

Cada inspección incluye un análisis detallado de aspectos como la estructura, fachadas, cubiertas, redes de saneamiento y de agua, además de evaluar la seguridad, la salubridad, la estética y el impacto ambiental.

Los informes generados señalarán las incidencias detectadas, clasificándolas como leves, graves o muy graves, y proponiendo las medidas correctivas necesarias, que serán comunicadas a los propietarios para que puedan realizar las obras pertinentes.

Este plan también contempla la protección del patrimonio, ya que algunos edificios tienen un grado de interés ambiental y cultural reconocido por la ley.

La prioridad es garantizar que estas construcciones se mantengan en condiciones seguras y dignas, preservando su valor histórico para futuras generaciones.

La colaboración entre las diferentes instituciones municipales, la Policía Local y las comunidades de propietarios es fundamental para lograr estos objetivos.

En conclusión, Zaragoza refuerza su compromiso con la seguridad urbana y la conservación de su patrimonio histórico mediante un plan de inspección que combina la prevención, la normativa y la colaboración ciudadana.

La iniciativa no solo busca solucionar problemas existentes, sino también prevenir posibles accidentes y mantener la calidad de vida en sus barrios más antiguos y vulnerables.