El Ayuntamiento de Zaragoza, en colaboración con Caja Rural de Aragón, lanza un innovador programa educativo para escolares que combina alimentación saludable, cultura local y educación financiera, beneficiando a más de 1,300 estudiantes y apoyando a entidades benéficas.

Desde el pasado mes de septiembre y hasta junio, el Mercado Central de Zaragoza, uno de los iconos municipales relacionados con la alimentación y la cultura local, ha puesto en marcha un ambicioso programa de actividades educativas dirigido a estudiantes de primaria y secundaria.

Este proyecto, que cuenta con la colaboración de Caja Rural de Aragón, busca no solo promover hábitos alimenticios saludables y el conocimiento del funcionamiento del mercado, sino también introducir conceptos fundamentales de educación financiera.

El programa, que se extenderá hasta el final del curso escolar, contempla la participación de aproximadamente 1,300 alumnos de 22 colegios diferentes.

En total, se llevarán a cabo unas 80 sesiones que combinan visitas presenciales al mercado con talleres lúdicos y formativos, con el objetivo de crear conciencia sobre la importancia de una alimentación equilibrada, el consumo de productos locales y de temporada, y la gestión responsable de las finanzas personales.

Supuestamente, este acuerdo entre el Mercado Central y Caja Rural de Aragón no solo tiene un marcado carácter pedagógico, sino también social y solidario.

Gracias a la aportación simbólica por alumno, los fondos recaudados se destinarán a apoyar a entidades benéficas como ATADES, Aspanoa y la Hermandad del Refugio, contribuyendo así a la mejora de la calidad de vida de colectivos vulnerables en la región.

Entre las actividades diseñadas para los escolares destacan talleres que abordan preguntas como ¿Qué son las papilas gustativas?, ¿Por qué ciertos sabores nos gustan más que otros?, o ¿Qué significa comer de forma equilibrada? A través de experimentos sencillos y participativos, los niños podrán descubrir los sabores dulce, salado, ácido, amargo y umami, entendiendo la importancia de una dieta variada y saludable.

Asimismo, se les invita a explorar el mercado local, aprendiendo a identificar los diferentes puestos y productos, así como las profesiones relacionadas con el comercio de cercanía.

Esta iniciativa pretende que los escolares reconozcan la riqueza de la producción aragonesa, que representa más del 10% de toda la materia prima agrícola de España, y que valoren la calidad y tradición de los alimentos de la región.

En un momento en el que se fomenta cada vez más la alimentación sostenible, el programa también dedica espacios a reflexionar sobre qué significa comer de manera responsable.

Se explicará la importancia de consumir productos de temporada, de proximidad, y de Aragón, promoviendo así un consumo consciente y respetuoso con el medio ambiente.

Supuestamente, en Aragón se producen una gran variedad de frutas, verduras y otros alimentos de alta calidad, muchos de los cuales gozan de Denominación de Origen y certificados de calidad que garantizan su excelencia.

Los talleres buscan que los jóvenes conozcan y valoren estos productos, entendiendo su importancia para la economía local y la salud personal.

Además, el programa incorpora aspectos de educación financiera, dirigidos tanto a niños como a adultos, con la finalidad de inculcar hábitos de ahorro y gasto responsable.

Se pretende que los participantes adquieran conocimientos sobre cómo mantener unas finanzas sostenibles, entendiendo conceptos básicos como la importancia del ahorro, la planificación económica y el consumo responsable.

Supuestamente, esta iniciativa se enmarca en la tradición del Mercado Central de Zaragoza como espacio de comercio de cercanía y cultura, un lugar que durante décadas ha sido testigo del día a día de la ciudad y que ahora busca convertirse en un referente en la formación de las futuras generaciones en hábitos saludables y responsables.

La colaboración con entidades como Caja Rural de Aragón no solo refuerza el compromiso social del mercado, sino que también fomenta la creación de sinergias que beneficien tanto a los detallistas como a la comunidad en general.

En definitiva, este programa integral demuestra cómo la educación, la solidaridad y el respeto por las tradiciones locales pueden combinarse para ofrecer una formación enriquecedora y útil para los jóvenes, promoviendo así una sociedad más saludable, consciente y solidaria.