Identifican a Jesús Arratibel Ruiz De Alegría entre los combatientes hallados en Amorebieta-Etxano
La identificación de Jesús Arratibel Ruiz De Alegría, joven originario de Zalduondo, entre las víctimas recuperadas en Amorebieta-Etxano, refuerza el esfuerzo de Gogora para localizar, exhumar e identificar desaparecidos de la Guerra Civil y devolverles su lugar en la memoria colectiva.
En #Euskadi se cierra otro capítulo de la #memoria histórica con el reconocimiento de una de las víctimas de la Guerra Civil.
Jesús Arratibel Ruiz De Alegría, nacido en Zalduondo (Álava) y vecino de la localidad, murió en diciembre de 1936 a los 21 años y, tras un largo proceso, su identidad ha podido ser reconstruida gracias al Programa de Búsqueda de Personas Desaparecidas durante la Guerra Civil, promovido por Gogora.
Sus restos fueron recuperados en el cementerio de #Amorebieta-Etxano y, tras las pruebas genéticas, han sido identificados para su entrega a la familia.
Este avance se enmarca en los esfuerzos continuos para atender a las familias que aún esperan respuestas sobre sus seres queridos: una tarea que combina prospección, exhumación, análisis forense y pruebas de ADN para devolver el nombre y la memoria a quienes desaparecieron durante el conflicto.
En este caso, Arratibel Ruiz De Alegría formaba parte del batallón #Malatesta de la #CNT y murió en un periodo de gran violencia en los frentes y hospitales de la época.
La entrega de sus restos se llevó a cabo este mediodía en el cementerio de Alegría-Dulantzi, en un acto en el que participaron la consejera de Justicia y Derechos Humanos, María Jesús San José; el director del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, Alberto Alonso; y el alcalde de Alegría-Dulantzi, Joseba Koldo Garitagoitia.
El equipo humano que sostiene este proceso también ha destacado la importancia de que las familias se aproximen y se animen a colaborar con el Banco de ADN para ampliar las identificaciones en el futuro.
Arratibel Ruiz De Alegría es uno de los 149 restos recuperados en Amorebieta-Etxano durante la campaña de exhumación realizada en julio de 2024, concretamente en la fosa 6, unidad 10.
Tras el cotejo de los restos con la muestra aportada en junio de 2024 por una sobrina materna de la víctima, se llegó a la identificación y se procedió a la certificación genética por el laboratorio Biomics de la Universidad del País Vasco (EHU).
Gogora completa así un paso más en un proceso que busca no solo esclarecer lo ocurrido
Gogora completa así un paso más en un proceso que busca no solo esclarecer lo ocurrido, sino también devolver a cada víctima su lugar en la memoria y en la historia de la sociedad vasca.
Este proyecto, que involucra a Euskal Prospekzio Taldea para localizar enterramientos, a la Sociedad de Ciencias Aranzadi para la exhumación y el análisis forense, y al laboratorio Biomics de la EHU para las pruebas genéticas, persigue cicatrizar el sufrimiento de las familias y dignificar a las víctimas.
Hasta la fecha, seis combatientes han sido recuperados e identificados en el cementerio de Amorebieta-Etxano. Entre ellos figuran Adolfo Cengotitabengoa Izurza (Muskiz), Jaime Íñiguez Nieva (Ortuella), Enrique Contreras (Linares y Aretxabaleta), Benigno Hierro Pinedo (Ortuella) y Jacinto Polo Ríos (San Sebastián), además de Jesús Arratibel Ruiz De Alegría.
La identificación de Arratibel y de Polo Ríos, también del batallón Malatesta, y que murieron el 4 de diciembre de 1936 en Elosu tras ser heridos y trasladados al hospital de Amorebieta, demuestra que hay víctimas enterradas en Amorebieta-Etxano durante un periodo más amplio de tiempo y desde distintos frentes.
Con el conjunto de hallazgos, #Gogora insiste en su llamamiento a las familias para que entreguen muestras de ADN para ampliar el Banco y facilitar nuevas identificaciones.
Este esfuerzo de memoria y reparación ha de verse no solo como un procedimiento técnico, sino como una tarea cívica: devolver a cada persona su identidad y recordarlas como parte de la historia compartida de la región.
La memoria de estas vidas, interrumpidas por la violencia, se convierte así en una guía para las generaciones actuales, recordando la necesidad de trabajar por una sociedad más justa y democrática, capaz de escuchar a quienes aún buscan respuestas sobre sus seres queridos y de mantener vivo el derecho a la verdad, la justicia y la reparación.