Euskadi impulsa un plan pionero para proteger su litoral del cambio climático
El Gobierno Vasco ha presentado un ambicioso plan que incorpora medidas de adaptación al aumento del nivel del mar y otros efectos del cambio climático en la costa vasca, convirtiéndose en una de las primeras propuestas en España en integrar formalmente estas variables en la planificación territorial.
El Gobierno Vasco ha dado un paso crucial en la protección de su costa con la presentación del Plan Territorial Sectorial (PTS) de Protección y Ordenación del Litoral, un documento estratégico que busca afrontar los desafíos ambientales, urbanísticos y climáticos en #Euskadi para las próximas décadas.
Este plan se diferencia por ser el primero en incorporar de forma explícita medidas para adaptarse al cambio climático, especialmente en lo referente a la subida del nivel del mar.
Este plan se presenta en un contexto en el que la costa vasca, de aproximadamente 120 kilómetros lineales, se ha convertido en un foco de atención debido a la creciente evidencia de los efectos del cambio climático.
La subida del nivel del mar, que según modelos científicos podría alcanzar hasta 72 centímetros en 2100 en el escenario más desfavorable, empieza a generar impactos concretos en las playas, marismas y ecosistemas costeros.
En 2019, el Gobierno Vasco ya señalaba la necesidad de integrar la variable climática en toda planificación territorial, y ahora, con este plan, se hace realidad esa apuesta.
Históricamente, Euskadi ha sido un territorio con una relación especial con su litoral. La presencia de casi 41 playas, áreas dunarias, marismas y acantilados, junto a una infraestructura que incluye depuradoras, faros y estaciones oceanográficas, convierten esta franja en un espacio de gran valor ecológico y económico.
Sin embargo, la vulnerabilidad aumenta, ya que más del 30% de la población vasca reside en zonas cercanas a la costa o en áreas fluviales próximas a la desembocadura de ríos, lo que incrementa el riesgo ante fenómenos meteorológicos extremos y subidas del nivel del mar.
El proceso que ha culminado en la formulación del PTS empezó en 2019, con la participación de múltiples actores institucionales, sociales y científicos.
Durante estos años, se celebraron numerosas reuniones y sesiones de trabajo que permitieron incorporar diferentes perspectivas y conocimientos especializados.
Ahora, tras la revisión inicial y la consulta pública prevista para los próximos dos meses, el plan se establecerá como marco de referencia para todos los municipios y entidades relacionadas.
Basados en las proyecciones del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC)
Uno de los aspectos más innovadores del PTS es su incorporación de escenarios climáticos detallados. Basados en las proyecciones del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), el plan considera el escenario pesimista RCP 8.5, que contempla un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. En este escenario, el nivel del mar podría elevarse hasta 72 centímetros, lo que afectaría significativamente el territorio y los ecosistemas. Si logramos reducir las emisiones, y mantenemos el escenario optimista RCP 4.5, la subida se limitaría a unos 49 centímetros. Hoy en día, la pleamar meteorológica en la costa vasca alcanza los 2,91 metros, y pequeñas variaciones ya han provocado inundaciones en zonas como Irun.
Para hacer frente a estos desafíos, el plan ha desarrollado un sistema de clasificación del territorio en diferentes áreas de vulnerabilidad. Estas categorías incluyen zonas particularmente vulnerables ante el aumento del nivel del mar, inundabilidad fluvial, incremento del nivel freático, precipitaciones torrenciales y temperaturas extremas.
La incorporación de estas clasificaciones obliga a que cualquier actuación urbanística en dichas áreas incluya estudios específicos sobre impacto del cambio climático.
Además, el plan plantea medidas concretas que contribuyen a la resiliencia del litoral. Entre ellas, la recuperación y creación de nuevas marismas en diferentes estuarios para compensar parcialmente la pérdida de superficie por la subida del mar, una estrategia que reconoce que no será posible salvar toda la superficie afectada, pero que sí puede aportar soluciones para mitigar la pérdida ecológica.
En materia de protección ambiental, el plan propone ampliar áreas de interés mediante la inclusión de más de 300 hectáreas de encinar cantábrico en la categoría de protección especial, consolidando así la conservación de ecosistemas vitales.
En el ámbito marino, se apuesta por ampliar la Red Natura 2000, incorporando la zona marina Ulia–Jaizkibel, que abarca aproximadamente 13.000 hectáreas, creando un corredor ecológico estratégico.
El plan también incluye actuaciones en zonas urbanas, como mejorar los sistemas de drenaje, naturalizar cauces, incrementar las superficies permeables y verdes, y reforzar la protección de las playas y dunas.
Todas estas acciones complementan la normativa que regula el uso del suelo en las áreas vulnerables, buscando reducir riesgos y mejorar la adaptación.
El consejero Itxaso afirmó que este plan