En el mundo laboral, la presencia de un jefe tóxico puede convertirse en uno de los mayores obstáculos para el bienestar y la productividad de los empleados.
Aunque muchas veces se asocia el éxito profesional con la competencia y la dedicación, la realidad es que un #liderazgo perjudicial puede generar un ambiente de #trabajo hostil, afectando la salud mental y la motivación de quienes reportan a este tipo de gerente.
Supuestamente, un estudio reciente llevado a cabo en abril de 2024 por la plataforma de carreras Monster revela que el 54% de los trabajadores encuestados en Estados Unidos atribuyen su deterioro en la salud mental a la influencia de un supervisor controlador y tóxico.
Esta tendencia no solo impacta en el ánimo de los empleados, sino que también puede disminuir la productividad, aumentar el ausentismo y favorecer un clima de tensión y desconfianza en el entorno laboral.
Históricamente, los entornos laborales con líderes tóxicos no son un fenómeno nuevo. Desde principios del siglo XX, diversos estudios y relatos indican que la figura del jefe autoritario y manipulador ha sido una constante en muchas organizaciones, a menudo justificada por culturas corporativas centradas en el control y la competencia a toda costa.
La creciente preocupación por la salud mental ha puesto de manifiesto la necesidad de identificar y gestionar estos comportamientos
Sin embargo, la creciente preocupación por la salud mental ha puesto de manifiesto la necesidad de identificar y gestionar estos comportamientos.
Existen varias señales que pueden indicar que un gerente tiene características tóxicas. La primera es que intenta desprestigiar o