El futbolista uruguayo Diego García es condenado a casi siete años de prisión por abuso sexual en Argentina
El jugador uruguayo Diego García fue sentenciado a seis años y ocho meses de cárcel tras ser hallado culpable de violación en La Plata. Cumplirá arresto domiciliario con monitoreo electrónico hasta que la sentencia sea definitiva, tras un proceso judicial que destapó un grave incidente ocurrido en 2021.
El futbolista uruguayo Diego García, exjugador de clubes como Estudiantes de La Plata, fue condenado este martes a una pena de seis años y ocho meses de prisión por cometer un acto de #abuso sexual en Argentina.
La sentencia dictada por las autoridades judiciales implica que García cumplirá arresto domiciliario con un sistema de monitoreo mediante tobillera electrónica, mientras la condena no sea efectiva y quede firme en la vía judicial.
El incidente que dio origen a este proceso judicial ocurrió el 24 de febrero de 2021 en la localidad de Abasto, en las afueras de La Plata. Según las investigaciones, durante una reunión de jugadores en una propiedad privada, García, que en ese momento formaba parte del plantel de Estudiantes de La Plata, tomó la decisión de agredir sexualmente a una joven de 21 años, quien en ese momento era jugadora de hockey sobre césped en la misma institución.
La víctima relató que fue cuando esperaba para ingresar al baño en la quinta que fue sorprendida y agredida por el futbolista, en una situación que ahora fue considerada como un delito gravísimo.
La denuncia fue presentada y el caso pasó a manos de la justicia, que gather evidencias y escuchó los testimonios necesarios para emitir un veredicto.
El juez Ezequiel Medrano, del Tribunal Oral en lo Criminal 5 de La Plata, leyó este martes la sentencia, en la que encontró culpable a García. La acusación había sido presentada inicialmente por el fiscal Lucas Domsky, quien legisló una pena de ocho años de prisión, mientras que la acusación particular solicitaba una condena de diez años con cumplimiento en cárcel.
Durante el juicio, las pruebas presentadas por la fiscalía fueron contundentes. Se exhibieron grabaciones de audio que demostraban la culpabilidad del deportista, además de una serie de pruebas físicas, incluyendo un golpe en el pómulo que la víctima presentaba tras el episodio y que se sustenta como evidencia de la agresión.
Pero la #justicia rechazó dichas afirmaciones y confirmó la culpabilidad de García
La defensa intentó argumentar que existían versiones diferentes del hecho y solicitó la absolución, pero la justicia rechazó dichas afirmaciones y confirmó la culpabilidad de García.
Tras la denuncia, el jugador, entonces de 28 años, fue rápidamente apartado del plantel de Estudiantes de La Plata. Sin embargo, en ese momento, García continuó con su entrenamiento en el club pero no volvió a jugar en el equipo principal. En 2021, luego de la denuncia y de su salida del club, fue transferido a Talleres de Córdoba y posteriormente a Patronato de Paraná, hasta que rescindió su contrato.
Posteriormente, el futbolista regresó a su país natal, Uruguay, y en 2024 comenzó a jugar para el Liverpool, uno de los equipos históricos del país.
En 2025, pasó a formar parte de Peñarol, uno de los clubes más gloriosos del #fútbol uruguayo. En su debut en Peñarol, García jugó la primera final del torneo oriental contra Nacional, aunque su participación estuvo marcada por la incertidumbre legal que aún le rodeaba.
El contrato que firmó con Peñarol fue atípico, ya que la institución tomó la precaución de reservarse algunas condiciones, incluyendo la posibilidad de rescindir el vínculo si la causa judicial avanzaba en la denuncia presentada en Argentina.
La resolución del caso y la condena de García representan un importante precedente en la lucha contra la violencia de género en el mundo del deporte, subrayando que los deportistas, independientemente de sus logros en la cancha, deben responder por sus acciones.
Este lamentable episodio pone en evidencia la necesidad de que las instituciones deportivas refuercen sus medidas de protección y sanciones frente a comportamientos condenables, promoviendo un ambiente seguro para todos los integrantes de la comunidad deportiva y las víctimas de delitos de this naturaleza.
La justicia continúa su marcha, y la sentencia marca un paso importante en la búsqueda de justicia y reparación para la joven afectada.