La histórica prisión de mujeres en València, construida en los años 20, obtiene la categoría de Bien de Relevancia Local, asegurando su protección y valor histórico. Conoce su historia, arquitectura y futuro en el patrimonio de la ciudad.

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La antigua prisión de mujeres en València, ubicada en el barrio de Nou Moles, ha sido oficialmente reconocida como Bien de Relevancia Local (BRL), lo que garantiza su protección y conservación como patrimonio histórico de la ciudad.

Este reconocimiento fue aprobado recientemente por la Comisión de Urbanismo del Ayuntamiento de València, tras la aprobación definitiva por parte de la Comisión Territorial de Urbanismo de la Generalitat.

Construida entre 1922 y 1925, esta edificación forma parte del patrimonio arquitectónico y cultural de la ciudad desde hace casi un siglo. El complejo, diseñado por el arquitecto Vicente Agustí Elguero en colaboración con Eugenio López Aracil, refleja un estilo historicista modernista con tintes medievalistas, característico de la época en que fue levantada.

La estructura principal está compuesta por tres edificios que ocupan una parcela en el barrio de Nou Moles, delimitada por calles como Torres, la Democracia, Patriques y el Passeig de la Petxina.

Durante décadas, hasta su cierre en 1991, la prisión alojó a la población reclusa femenina, desempeñando un papel importante en la historia penitenciaria y social de València.

La prisión funcionó como un centro de reclusión durante casi 70 años, en un período en el que la ciudad experimentaba cambios políticos, sociales y económicos trascendentales.

Tras su cierre, el edificio fue adaptado para convertirse en un espacio educativo: actualmente, alberga la escuela pública 9 d’Octubre, que cuenta con aulas de educación infantil y primaria.

El valor de este complejo no solo radica en su función histórica, sino también en su arquitectura. La fachada principal, que recae sobre el Passeig de la Petxina, presenta un diseño simétrico y clásico, con ventanales altos rematados por arcos de medio punto, una característica propia del estilo historicista modernista.

La planta baja funciona como zócalo, mientras que la planta superior destaca por sus altos ventanales y detalles ornamentales que reflejan la sensibilidad artística del período.

Además de su valor arquitectónico, la antigua prisión forma parte del conjunto de construcciones que, tras la demolición de las murallas medievales de la ciudad, contribuyeron a moldear el perfil urbano de la margen derecha del río Túria.

Entre estas construcciones se encuentran la Prisión Modelo, el Escorxador, el Jardín Botánico, la Casa de la Caridad, las Torres de Serranos, la iglesia del Temple y el convento de Santo Domingo.

Desde el punto de vista histórico, la prisión de mujeres simboliza un capítulo importante en la memoria democrática de València. La protección de su estructura y su inclusión en el catálogo de Bienes de Relevancia Local refuerza el compromiso de la ciudad con la conservación de su patrimonio y la memoria colectiva.

Este reconocimiento también garantiza la protección del entorno, como la acequia de Rovella, que discurre en su subsuelo y también se encuentra bajo protección.

La decisión de la Comisión de Urbanismo marca el cierre de un proceso iniciado en 2020, cuando el Ayuntamiento decidió reforzar la protección del edificio ante posibles intervenciones que pudieran alterar su carácter histórico.

En definitiva, la incorporación de la antigua prisión de mujeres a la categoría de Bien de Relevancia Local no solo preserva un edificio emblemático, sino que también resalta la importancia de mantener viva la memoria histórica y cultural de València, permitiendo que futuras generaciones puedan valorar y entender su pasado.

Este paso refuerza la identidad de la ciudad y subraya su compromiso con la conservación de su patrimonio arquitectónico y social a lo largo del tiempo.