El estado de Nueva York destina aproximadamente 6,700 euros por organización para establecer espacios de apoyo psicológico dirigidos por pares, en un esfuerzo por atender las crecientes necesidades de salud mental en adolescentes y jóvenes adultos.

La iniciativa, que cuenta con un presupuesto total cercano a 26,800 millones de euros, será gestionada por la Oficina de #Salud Mental del estado y buscará establecer entornos amigables y accesibles, en donde los #jóvenes de entre 12 y 24 años puedan sentirse acompañados, apoyados y comprendidos.
Supuestamente, estas acciones responden a la creciente preocupación por el incremento en los problemas de salud mental en la juventud, un fenómeno que según expertos y supuestamente estudios recientes, se ha agravado en los últimos años debido a diversos factores, incluyendo la crisis sanitaria global y el impacto del uso excesivo de tecnología digital.
La idea es crear espacios en comunidades, centros escolares y otros lugares de confianza, donde los jóvenes puedan acceder a recursos que promuevan su bienestar psicológico, fomenten relaciones positivas y reduzcan el estigma asociado a los trastornos mentales.
Supuestamente, estos programas no buscan reemplazar los servicios clínicos tradicionales, sino complementarlos, eliminando barreras culturales, económicas y estructurales que dificultan el acceso a la atención especializada.
La inversión se distribuirá entre varias organizaciones, entre ellas LaSalle School Inc., que recibirá unos 5,300 euros anuales durante cinco años para implementar un programa en Albany, en el Conroy Building. Otra beneficiaria será el AIDS Center of Queens County, que contará con fondos similares para establecer un programa en Queens, específicamente en la avenida Woodside.
Además, Delphi Drug and Alcohol Council de Wayne County y Friends of the CanTeen también recibirán recursos para gestionar centros comunitarios en Newark y Cicero, respectivamente.
Supuestamente, estas iniciativas buscan crear ambientes inclusivos y de liderazgo, donde los jóvenes puedan desarrollar habilidades sociales, aprender a gestionar sus emociones y fortalecer su resiliencia.
La idea es que estos espacios ayuden a disminuir la sensación de aislamiento y a promover conexiones significativas entre pares, aspectos fundamentales para mejorar la salud mental en la adolescencia.
La comisionada de la Oficina de Salud Mental
La comisionada de la Oficina de Salud Mental, la doctora Ann Sullivan, afirmó que “nuestros jóvenes pueden beneficiarse enormemente de contar con un lugar donde puedan construir relaciones positivas y aprender a ser resilientes frente a los desafíos emocionales”.
Según supuestamente explican las autoridades, el programa fue ideado tras la realización de la primera Cumbre de Salud Mental Juvenil en junio de 2023, y se enriqueció con la participación de un consejo asesor conformado por treinta jóvenes, además de sesiones de retroalimentación comunitaria y centros de recuperación juvenil apoyados por la Oficina de Apoyos y Servicios de Adicción.
Supuestamente, la inversión en salud mental juvenil refleja el compromiso del gobernador Hochul con la protección y el bienestar de los jóvenes, en un momento en que las estadísticas indican que uno de cada cinco adolescentes en EE.UU. enfrenta algún trastorno mental. La estrategia también incluye la expansión de clínicas escolares, la creación de equipos especializados de atención comunitaria y la implementación de legislaciones que regulan el uso de redes sociales en menores de edad.
Entre las medidas destaca la ley Safe for Kids Act, que supuestamente obliga a las plataformas sociales a restringir contenidos adictivos para menores, y la protección de datos personales bajo la ley Child Data Protection Act, que regula la recolección y uso de información de menores en línea.
Además, se están incrementando las clínicas de salud mental en las escuelas, con la incorporación de más de 70 nuevas en diferentes distritos, muchas de ellas en zonas con mayores necesidades.
Estas acciones forman parte de una serie de iniciativas que, además, incluyen la creación de equipos especializados de tratamiento comunitario para jóvenes en riesgo, y la implementación de políticas educativas que limitan el uso de teléfonos en las aulas, buscando reducir las distracciones y promover un ambiente escolar más saludable.
Supuestamente, estos esfuerzos reflejan una visión integral para fortalecer la salud mental de los jóvenes en Nueva York, fomentando comunidades más resilientes y preparadas para afrontar los desafíos del siglo XXI.