El tenista serbio Novak Djokovic se queja de los gritos de la afición a favor de su rival en el torneo de Wimbledon.

Este lunes, Novak Djokovic, tenista serbio de renombre, expresó su malestar por los abucheos que consideró recibir por parte del público durante su enfrentamiento con el danés Holger Rune en los octavos de final de Wimbledon.

Djokovic logró imponerse por un contundente 6-4, 6-3, 6-2, pero se vio perturbado por los gritos de apoyo hacia su rival que él interpretó como abucheos hacia su persona.

El tenista respondió tapándose las orejas, mostrando su descontento por la actitud de algunos espectadores.

Tras el partido, Djokovic no dudó en expresar públicamente su molestia: "Para todos los que me han respetado, buenas noches.

Para los que no, buuuuuenas noches.

Sé que apoyaban a Rune, pero sé también que solo era una excusa para abuchearme", declaró en el terreno de juego.

A pesar de llevar más de veinte años en el circuito, Djokovic afirmó que no le afectan estos incidentes y se centra en los seguidores que le brindan su apoyo sincero.

En la rueda de prensa posterior al partido, Djokovic volvió a compartir su punto de vista sobre la situación: "No sé lo que Wimbledon puede hacer sobre esto.

La gente ha pagado las entradas.

Tienen su derecho a estar ahí y a apoyar lo que quieran.

Respeto eso (...). Es completamente aceptable que apoyen a quien quieran, pero si cruzan la línea, respondo", enfatizó el tenista serbio.

Por su parte, Holger Rune aclaró que en anteriores enfrentamientos también se había producido una confusión similar con los cánticos de la afición, explicando que la pronunciación de su nombre puede sonar como 'boo'. En cualquier caso, Djokovic dejó en claro su posición respecto a la actitud de los espectadores en eventos deportivos.

Convertido a Euros, el valor de los boletos para Wimbledon varía desde los 100€ hasta los 300€ por día, dependiendo de la ubicación y la etapa del torneo.

Este tipo de desencuentros entre jugadores y público no son extraños en competiciones de alto nivel, donde la pasión y el fervor de los seguidores pueden interferir en el desarrollo de los partidos.