Un poderoso terremoto de magnitud 7.7 golpea Birmania y Tailandia, ocasionando múltiples muertes y daños significativos en la infraestructura.

Un fuerte terremoto de magnitud 7.7, localizado a 10 kilómetros de profundidad, ha impactado el centro de Birmania y ha sido sentido con fuerza en Tailandia, dejando un saldo trágico de varias víctimas mortales y daños severos en la infraestructura local.
La jornada del viernes comenzó con pánico, cuando la tierra comenzó a temblar, provocando la evacuación inmediata de edificios en la capital tailandesa, Bangkok, y en localidades de Birmania.
Las primeras informaciones indican que al menos tres personas perdieron la vida en la ciudad de Taungoo en Birmania, donde parte de una mezquita se derrumbó.
En la localidad de Aung Ban, se reportaron al menos dos fallecimientos y 20 heridos debido al colapso de un hotel. En Bangkok, el gobernador Chadchart Sittipunt confirmó que la ciudad registró tres muertes y advirtió sobre la posibilidad de réplicas. Sin embargo, instó a los ciudadanos a mantener la calma, asegurando que la situación estaba bajo control.
Además, un edificio en construcción en el centro de Bangkok se desplomó, atrapando a varios trabajadores en los escombros. Hasta el momento, se ha confirmado la muerte de al menos una persona en este incidente. Las autoridades de la ciudad han clasificado a Bangkok como una zona de desastre, señalando la necesidad de evaluar y monitorear las áreas afectadas y prestar auxilio a aquellos que puedan estar en peligro.
La situación en Birmania es alarmante, ya que el gobierno militar ha declarado un estado de emergencia en varias regiones. En un comunicado a través de la aplicación de mensajería Telegram, señalaron que realizarían indagaciones sobre la situación y llevarían a cabo operaciones de rescate junto con la entrega de ayuda humanitaria.
Este gobierno, que ha estado aislado internacionalmente tras el golpe de estado de 2021 que desencadenó una guerra civil, enfrenta ahora otro desafío en medio de una crisis ya existente.
El epicentro del terremoto se localizó a alrededor de 17.2 kilómetros de la ciudad de Mandalay, conocida como la antigua capital real de Birmania, que cuenta con una población aproximada de 1.5 millones de personas. Durante el terremoto, muchos ciudadanos salieron desesperadamente a las calles, incluidos turistas y huéspedes de hoteles que se encontraban en trajes de baño debido a la repentina evacuación.
Los testigos reportaron que el agua caía de las piscinas en los hoteles, aumentando el caos en las ya abarrotadas calles.
Informes de testigos indican que edificios enteros se desplomaron. Un residente de Mandalay relató que todo su vecindario corrió afuera cuando la tierra comenzó a moverse, y varios edificios de cinco pisos colapsaron ante sus ojos.
Otro testigo mencionó que una tienda de té también se vino abajo con gente atrapada en su interior. "No pudimos entrar", expresaron, "la situación es muy mala".
La Cruz Roja ha expresado su preocupación por el daño a infraestructuras públicas, incluidas carreteras y puentes, y por la seguridad de grandes presas que están siendo vigiladas en todo el país.
Las repercusiones de este desastre natural no solo se limitan a Birmania, ya que los temblores se sintieron en la vecina Tailandia, donde los edificios también se movieron considerablemente, aunque afortunadamente sin reportes de víctimas allí.
Este evento servirá como un recordatorio de la vulnerabilidad de la región a desastres naturales, un fenómeno que ha sido históricamente significativo en el sudeste asiático.