Tras un potente terremoto de 7,7 grados que afectó a Myanmar y Tailandia, rescatistas continúan en la búsqueda de sobrevivientes mientras las cifras de fallecidos ascienden a miles.

Las labores de rescate continúan en Myanmar y Tailandia, tres días después de un potente terremoto de 7,7 grados que ha dejado a su paso un saldo devastador.
Hasta ahora, se han confirmado cerca de 2,000 muertos, lo que ha generado una carrera masiva para encontrar sobrevivientes entre los escombros.
En la ciudad de Mandalay, la segunda más grande de Myanmar, rescatistas lograron liberar a cuatro personas atrapadas en edificios colapsados, incluyendo una mujer embarazada y una niña, lo que ha traído un atisbo de esperanza.
Sin embargo, la situación en el país es crítica, agravada por la falta de suministros médicos, carreteras dañadas y un conflicto civil que dificulta aún más los esfuerzos de ayuda.
La magnitud del desastre ha impactado también a Tailandia, donde se estima que hay 75 personas aún desaparecidas bajo los escombros de un rascacielos en construcción que se vino abajo.
En Bangkok, las autoridades han declarado que no cesarán los esfuerzos de búsqueda, a pesar de que la ventana crítica de 72 horas para localizar a sobrevivientes se está cerrando.
El gobernador de Bangkok, Chadchart Sittipunt, enfatizó que en situaciones similares en el pasado, incluso personas atrapadas durante una semana han logrado sobrevivir, por lo que la búsqueda continuará.
Además de los esfuerzos de rescate, diversos países han comenzado a enviar ayuda. Entre ellos se encuentran China, India y Malasia, que han enviado equipos de rescate y suministros de emergencia. La situación humanitaria en Myanmar se complica aún más, ya que informes de los medios han indicado que el gobierno militar del país sigue llevando a cabo ataques aéreos en áreas rurales, lo que obstaculiza aún más los esfuerzos de socorro.
La comunidad internacional ha reaccionado ante esta crisis, con Estados Unidos anunciando un apoyo de 1,84 millones de euros en ayuda humanitaria destinada a organizaciones en Myanmar.
La ONU también ha afirmado estar apresurando el envío de suministros de alivio a las áreas afectadas.
Myanmar, que ya enfrenta una grave crisis humanitaria a raíz de un conflicto armado que se intensificó tras el golpe de Estado en 2021, ahora se encuentra en una presión aún mayor.
Se estima que más de 3,5 millones de personas han sido desplazadas por la violencia y la inestabilidad en el país.
Noriko Takagi, representante de la Agencia de la ONU para los Refugiados en Myanmar, declaró: 'El tiempo es esencial, ya que Myanmar necesita solidaridad global y apoyo para superar esta inmensa devastación.'
Los rescates y la ayuda continúan en medio de un panorama desolador. Las infraestructuras clave como puentes, carreteras y aeropuertos han sido afectados, dificultando la distribución de ayuda y generando aún más caos en un país que ya sufría dificultades.
El impacto del terremoto ha enfatizado la urgente necesidad de una respuesta humanitaria coordinada, mientras el pueblo de Myanmar y sus vecinos esperan ansiosamente la llegada de ayuda y alivio.