Los superpatógenos representan una amenaza urgente para la salud global, con pacientes y médicos pidiendo cambios significativos ante el aumento de infecciones resistentes.
Los superpatógenos, un término que hace referencia a aquellas bacterias que han desarrollado resistencia a los antibióticos, son considerados por los líderes mundiales como una emergencia sanitaria global.
Recientemente, la Primera Ministra de Barbados, Mia Mottley, expresó que, si no se toman medidas, este fenómeno podría convertirse en la principal causa de muerte a nivel mundial para el año 2050, con proyecciones que advierten sobre un incremento alarmante de hasta 39 millones de muertes en los próximos años.
Uno de los casos más impactantes de esta crisis es el de Melissa Murray, una mujer de Toronto que solía correr 10 kilómetros diariamente.
Su vida cambió drásticamente el verano pasado cuando una grave infección bacteriana casi le cuesta una pierna.
En un corto periodo, esta mujer, que trabajaba largas horas como gerente de cuentas, se encontró necesitando atención médica constante tras sufrir un shock séptico, una condición que surge cuando el sistema inmunológico reacciona de forma desmesurada a una infección.
El shock séptico llevó a la pérdida de la mitad de un músculo de la pantorrilla y parte de los tendones de su muslo derecho.
Murray describió su dolor como si tuviera un "fogón" en la pierna, una comparación que revela lo intensa y desgarradora que fue su experiencia.
La infección, provocada por el grupo A de estreptococos, no pudo ser tratada con antibióticos estándar, lo que demuestra la capacidad de estos organismos para adaptarse y resistir tratamientos.
La resistencia a los antibióticos se produce cuando las bacterias evolucionan y desarrollan la capacidad de eludir los medicamentos diseñados para matarlas.
Esto plantea serios riesgos, ya que infecciones antes tratables se convierten en desafíos médicos insuperables.
En la reciente Asamblea General de las Naciones Unidas, se destacó la necesidad de reducir las actuales 4,95 millones de muertes anuales atribuidas a estas infecciones en al menos un 10% para el año 2030.
La infección de Murray comenzó con síntomas familiares, como vómitos y fiebre alta.
Con el tiempo, sus extremidades se vieron afectadas de forma alarmante.
Tras 13 días de hospitalización, volvió a casa con una mezcla de antibióticos que los médicos llamaron el "combinado Melissa". La comunidad médica enfatiza que hay un gran número de infecciones prevenibles mediante vacunas.
Por ejemplo, enfermedades como la gripe y la neumonía podrían evitarse si más personas recibieran las vacunas adecuadas.
La resistencia a los antibióticos se ha convertido en un tema urgente en todo el mundo, especialmente en países con altos estándares de salud que se benefician del uso excesivo de estos medicamentos.
Un estudio reciente reveló que más de un millón de muertes en 2021 fueron derivadas directamente de infecciones resistentes, lo que subraya la importancia de adecuar los tratamientos en función de las necesidades específicas de cada paciente.
Los expertos están pidiendo un cambio fundamental en la manera en que se abordan estas infecciones.
Por ejemplo, el Dr.
Ara Darzi propuso que, de aquí a 2030, se establezca un protocolo que asegure que se diagnostique el tipo de bacteria antes de administrar cualquier antibiótico.
Al igual que en el tratamiento del cáncer, donde es fundamental conocer el tipo específico, se debería adoptar un enfoque similar en el ámbito de las infecciones.
Para Murray, las secuelas de su infección aún persisten un año después, ya que todavía padece manchas dolorosas en su piel y su pierna requiere ser elevada debido a la hinchazón.
Sin embargo, valora su capacidad para caminar y conducir, aunque sea con la ayuda de un bastón, y expresa su gratitud por estar viva.
"Me gusta pensar que estoy prosperando porque estoy viva", concluye.
Esta noticia pone de relieve la grave amenaza que representan los superpatógenos y la urgencia de un cambio en la respuesta médica ante este creciente desafío sanitario.