Un equipo de investigadores en Windsor realiza muestreos de agua en áreas de paso de millones de aves migratorias para detectar y estudiar la influenza aviar, en un esfuerzo por comprender mejor la propagación del virus y su impacto en la salud pública y la biodiversidad.

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En la región de Ontario, un grupo de científicos de la Universidad de Windsor lleva a cabo un proyecto de seguimiento y análisis del virus de la influenza aviar, específicamente la cepa H5N1, en aves migratorias que cruzan la zona en su paso hacia el norte.

La iniciativa forma parte de un esfuerzo internacional para entender cómo se propaga esta enfermedad en la vida silvestre y qué riesgos representa para humanos y animales domésticos.

Cada año, millones de aves migratorias atraviesan la región de Ontario, y muchas de ellas, como gansos y patos, hacen una parada en lugares como la zona de conservación Holiday Beach, en Amherstburg.

La migración, que ocurre principalmente en primavera y otoño, no solo es un fenómeno natural sino también un factor clave en la dispersión de diversos patógenos, incluyendo la influenza aviar.

Estas aves, a su paso, pueden transmitir virus a otras especies y contaminan los cuerpos de agua que comparten con animales domésticos y humanos.

Los investigadores realizan muestreos de agua en varias localizaciones estratégicas, incluyendo Holiday Beach, donde Cam Chevalier, un estudiante de investigación, se acuesta sobre un muelle de madera para colectar muestras.

Estas muestras se analizan en el laboratorio de la universidad, donde se busca detectar la presencia del virus y evaluar posibles cambios estructurales que incrementen su capacidad de infectar a los humanos.

La estrategia de muestreo se mantendrá activa hasta fin de año, con el objetivo de recolectar datos que permitan crear una línea base del comportamiento del virus en este ecosistema.

Desde que la influenza aviar comenzó a extensarse en Norteamérica, ha causado la muerte de millones de aves, estimándose en unos 7,9 millones solo en Canadá, con impactos económicos y ecológicos relevantes.

La cepa H5N1, que ha infectado a mamíferos como gatos y vacas, además de aves, ha generado preocupación internacional dado su potencial de mutación y aumento en la transmisibilidad entre humanos.

Hasta la fecha, los casos en personas son escasos, con solo algunos reportes en Estados Unidos, pero los expertos temen que una mutación significativa pueda desencadenar una pandemia.

El profesor de química Kenneth Ng, de la misma universidad, explica que uno de los aspectos más preocupantes es la posibilidad de que el virus muta para infectar a los humanos de forma más eficiente.

La vigilancia continúa, y las muestras recolectadas permiten detectar cambios en la estructura del virus en tiempo real, proveyendo información vital para la salud pública.

Aunque en Canadá solo se ha reportado un caso en humanos, el estudio destaca que las variaciones genéticas detectadas en la influenza aviar en aves y en el ganado en Estados Unidos indican que el virus está en constante evolución.

El trabajo de estos científicos no solo busca entender la dinámica del virus, sino también proporcionar información clave para la detección temprana y la prevención de futuros brotes.

La recopilación de evidencias en la naturaleza se considera fundamental para definir estrategias de respuesta y reducir riesgos de una posible transmisión a humanos, que podría tener consecuencias devastadoras si el virus lograra adquirir mayor capacidad de propagación.

En un contexto histórico, la influenza aviar ha provocado varias epidemias en el pasado, siendo las más graves la viruela y la gripe de 1918, que causaron millones de muertes en todo el mundo.

La constante vigilancia y la investigación en vida silvestre son componentes esenciales en la lucha contra las pandemias, donde cada dato recopilado acerca de la evolución del virus es invaluable.

La comunidad científica subraya la importancia de mantener estos monitoreos durante todo el ciclo migratorio, que en Europa y Norteamérica abarca desde Europa del Este hasta la costa oeste de Canadá, y que en su fase máxima puede involucrar a decenas de millones de aves.

El esfuerzo conjunto de investigadores, instituciones gubernamentales y organizaciones internacionales busca minimizar los riesgos y proteger la salud de los seres humanos, animales de granja y la fauna silvestre.

La vigilancia activa y un análisis exhaustivo de las mutaciones del virus permiten estar un paso adelante ante cualquier eventualidad que pueda desencadenar una crisis sanitaria global en el futuro cercano.