Un estudio reciente revela altos niveles de patógenos en aguas cerca de granjas de salmón en red abierta, lo que genera inquietud entre científicos y comunidades indígenas.

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Un nuevo estudio liderado por la Fundación del Salmón del Pacífico y cuatro naciones indígenas de la isla Vancouver del norte ha suscitado alarma respecto a la salud del salmón salvaje en Columbia Británica.

El estudio, publicado en la revista científica revisada por pares "Scientific Reports", ha revelado que el agua recolectada cerca de granjas de salmón en red abierta activa contiene hasta cuatro veces más patógenos, incluidos bacterias, hongos y virus, perjudiciales para el salmón salvaje, en comparación con muestras tomadas cerca de granjas inactivas.

Emiliano Di Cicco, un investigador de la fundación, destacó los hallazgos del estudio, que indican que las granjas de salmón pueden actuar como reservorios de patógenos que, en consecuencia, impactan negativamente a las poblaciones de salmón salvaje en sus proximidades.

"Este estudio confirma que los patógenos están presentes y podrían amplificarse en las granjas, afectando la salud de los salmones silvestres". Ante esta situación, Di Cicco aboga por reubicar las granjas de salmón a un sistema de contención cerrada para proteger a los peces silvestres de los desechos que provienen de estas instalaciones.

Por otro lado, los datos muestran una tendencia de declive en las poblaciones de salmón en diversos puntos de Columbia Británica y el Yukón. La decisión del gobierno federal de cerrar las granjas de salmón en red abierta en la provincia para 2029 ha causado una fuerte controversia, pues algunos grupos y naciones indígenas se oponen a dicha práctica por sus posibles efectos en la transmisión de enfermedades a los salmones salvajes.

Las comunidades indígenas reconocen que la salud de los ecosistemas y de las poblaciones de salmón es esencial para su cultura y economía.

Sin embargo, la Asociación de Granjeros de Salmón de B.C. argumenta que la prohibición de estas granjas podría resultar en la pérdida de hasta 1.17 miles de millones de euros en actividad económica y la eliminación de aproximadamente 4,560 trabajos a tiempo completo. Para la asociación, la investigación actual sobre el riesgo de patógenos se ve magnificado y no refleja la realidad de las poblaciones salvajes.

Gary Marty, un consultor senior de patología de peces, sostiene que no hay una diferencia notable en la tendencia de las poblaciones de salmón salvaje en áreas cercanas a las granjas, en comparación con aquellas que no están expuestas.

Se ha llegado al punto de considerar las afirmaciones del estudio como inconsistentes e infundadas.

No obstante, el jefe hereditario Ernest Alfred, de la nación Namgis, que participa activamente en la Iniciativa de Transición de Acuicultura del Broughton, expresó su desacuerdo con las afirmaciones de la asociación, señalando que después de cerrar la mayoría de las granjas en la región, se ha visto un notable aumento en las cifras de salmón salvaje.

Alfred refuerza que la salud del salmón es una cuestión vital para su comunidad, enfatizando: "Sabíamos que si se eliminaban las granjas, veríamos un regreso considerable en las poblaciones de salmones".

La creciente preocupación sobre el impacto de la acuicultura en la salud del salmón salvaje en Columbia Británica refleja un conflicto en el que se entrelazan las realidades económicas, culturales y ambientales de la región.

Hoy en día, la lucha por un equilibrio entre la actividad económica y la protección de los ecosistemas acuáticos es más relevante que nunca.