Un deslizamiento de tierra en Columbia Británica bloquea el paso de salmones, lo que pone en peligro su migración hacia el lago Chilko.

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Un reciente deslizamiento de tierra en la región de Cariboo, Columbia Británica, ha generado grandes preocupaciones entre los expertos sobre el futuro de las poblaciones de salmones, en particular el salmón sockeye.

Este evento natural ha bloqueado el río Chilcotin, que es fundamental para la migración de estos peces hacia el lago Chilko, donde se reproducen.

Scott Hinch, profesor asociado en el Laboratorio de Ecología y Conservación de Salmón del Pacífico de la Universidad de Columbia Británica, ha señalado que la magnitud del deslizamiento, que ha dejado escombros de 30 metros de altura y 600 metros de largo, agrega una capa adicional de peligro a una situación que ya era crítica para los salmones.

Con las temperaturas del agua en aumento por el cambio climático, este deslizamiento representa un desafío sin precedentes.

La combinación de aguas más cálidas y menor flujo puede resultar mortal para los salmones, quienes ahora se encuentran atrapados en condiciones que no favorecen su supervivencia.

Si se pregunta a los funcionarios provinciales sobre el futuro del lago que se forma tras la represa de escombros, la respuesta es incierta.

Pueden ocurrir inundaciones repentinas si se rompe la represa, lo que afectaría a una vasta área y podría causar evacuaciones masivas.

"Los salmones están en camino al lago Chilko, y el deslizamiento impide el paso", comentó Hinch.

Esto es especialmente problemático para las especies de salmón, ya que la captura de estos peces se espera que sea menor este año.

En 2024, se anticipaba una migración reducida debido a condiciones ya adversas, y el deslizamiento solo complica aún más la situación.

La población de salmón sockeye ya está en declive, y este evento podría significar una crisis.


Según el gobierno de Columbia Británica, la liberación de agua tras la represa podría llevar a un aumento significativo del nivel del río Fraser, lo que a su vez podría afectar otras áreas y aumentar los riesgos de inundaciones.

Los salmones, que migran en busca de aguas más frescas y adecuadas para su reproducción, se enfrentarán a retos que podrían comprometer su futuro.

Por otra parte, la multiplicidad de escombros en el río podría crear nuevas barreras e interferir con la capacidad de los salmones para navegar, un aspecto vital para su regreso a sus lugares de desove.

Estas barreras pueden afectar el sentido del olfato de los salmones, una herramienta crucial que utilizan para encontrar su camino de regreso a casa.

Hinch destacó que el deslizamiento introduce patrones químicos que pueden confundir a los peces.

Este escenario alarmante ha llevado a la Nación Indígena Williams Lake a declarar un estado de emergencia local, dado que cualquier eventualidad podría tener consecuencias devastadoras para la ya vulnerable población de salmones.

Desde el punto de vista ambiental, la situación refleja un fenómeno más amplio de cambio y fragilidad en los ecosistemas acuáticos, que podrían enfrentarse a desafíos aún mayores si no se toman medidas adecuadas para conservar y proteger estas especies.

En conclusión, a la espera de una evaluación más profunda de la situación y las posibles soluciones, la esperanza reside en que los salmones puedan adaptarse y lograr migrar con seguridad una vez que las condiciones sean favorables.

La balanza entre la naturaleza y la intervención humana nunca ha sido tan crítica.