Un equipo de paleontólogos ha encontrado por primera vez en la historia fósiles de dinosaurios que muestran pezuñas detalladas, similares a las de los caballos modernos, en los Estados Unidos. Este hallazgo abre nuevas perspectivas sobre la evolución de estos reptiles prehistóricos y su forma de desplazarse. La investigación revela también cómo se conservan estos fósiles en condiciones extraordinarias, proporcionando una visión más completa de su estructura y anatomía.
Se trata de los primeros registros #fósiles con evidencia clara de pezuñas en estos reptiles, específicamente en un ejemplar del género Edmontosaurus, conocido comúnmente como dinosaurio de pico de pato.
Estos fósiles, clasificados como 'mummies' por su sorprendente conservación, están formados por esqueletos parcialmente cubiertos con una fina capa de arcilla que logró preservar no solo la estructura ósea, sino también las impresiones de la piel y las formas de sus pezuñas.
El descubrimiento fue realizado en la zona conocida como las badlands de Wyoming, un área que desde hace más de un siglo ha sido fuente inagotable de fósiles de la era Cretácica.
La presencia de estas pezuñas, que recuerdan mucho a las de un caballo o incluso de un tapir, cambia sustancialmente el entendimiento previo sobre la morfología de los #dinosaurios herbívoros.
La investigación, publicada en la revista científica Science, revela que estos animales desarrollaron pezuñas no solo para proteger sus dedos, sino también para facilitar su desplazamiento en terrenos variados, ofreciendo mejor tracción y absorbiendo mejor el impacto de la caminata.
Esta #evolución converge en un proceso conocido como *evolución convergente*, donde diferentes especies desarrollan características similares por adaptarse a entornos similares, como en el caso de los caballos, rinocerontes y estos dinosaurios.
Para comprender cómo se formaron estas 'mulas' fósiles
Para comprender cómo se formaron estas 'mulas' fósiles, los científicos analizaron dos ejemplares de Edmontosaurus que datan de hace aproximadamente 66 millones de años, en el período Cretácico final.
En esos tiempos, estos herbívoros, que podían alcanzar los tres metros de longitud, vivían en grandes manadas, alimentándose de plantas con una estrategia que recuerda a las manadas de vacas, ovejas o cabras actuales.
De hecho, estos dinosaurios compartían su hábitat con depredadores como el Tyrannosaurus rex, que se alimentaba de ellos, fortaleciendo la hipótesis de que las pezuñas les proporcionaban ventajas en su supervivencia y movilidad.
Lo interesante es que los 'mummies' o fósiles momificados no contienen piel, ADN ni tejidos blandos, sino que su conservación se debe a un proceso en el que una capa de arcilla se solidifica sobre sus restos, formando un molde que mantiene la forma original del animal en detalle, incluso las impresiones de su piel escamosa.
Este proceso, raro en depósitos terrestres, abre la puerta a nuevos descubrimientos de fósiles en condiciones similares.
Históricamente, los hallazgos de fósiles en Wyoming, en áreas conocidas como 'la zona de las momias', han incidido en la comprensión de la diversidad de los dinosaurios y su anatomía.
Desde el siglo XIX, estas ubicaciones han sido el escenario de descubrimientos que han moldeado la #paleontología moderna. La presencia de estas pezuñas en los dinosaurios, por ejemplo, sugiere que la evolución de estructuras similares a las de los caballos pudo haber ocurrido mucho antes de lo que se pensaba, ofreciendo pistas sobre cómo estos animales se adaptaron a su entorno.
Este hallazgo también destaca la importancia de seguir excavando y estudiando detalladamente estos fósiles, ya que cada descubrimiento proporciona un fragmento más en el rompecabezas de la historia evolutiva.
La próxima generación de fósiles con características similares ayudará a comprender mejor cómo estos animales crecieron, se desplazaban y se defendían en sus ecosistemas.
