The Metals Company quiere comenzar la minería de nódulos polimetálicos en el océano Pacífico, esquivando la regulación internacional.

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Una empresa minera radicada en Vancouver, conocida como The Metals Company (TMC), ha decidido buscar la aprobación del gobierno de los Estados Unidos para comenzar la extracción de nódulos polimetálicos en las aguas del océano Pacífico, eludiendo a la agencia internacional encargada de regular la minería en aguas internacionales.

Esta decisión se produce tras una serie de largas negociaciones que, según la compañía, no han llevado a ningún resultado satisfactorio.

Los nódulos polimetálicos, que son pequeñas rocas que se encuentran en el fondo marino, contienen metales valiosos como el níquel y el cobalto, demandados para diversas tecnologías modernas, especialmente en la producción de baterías para vehículos eléctricos.

La empresa ha manifestado su descontento con la lentitud de los procesos actuales de regulación en el marco de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA), creada en 1994 por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS).

Gerard Barron, cofundador y CEO de TMC, ha señalado que, al dirigirse a la regulación estadounidense, las posibilidades de comenzar la minería podrían concretarse mucho más rápidamente que de seguir el camino regulatorio de la ISA.

"El regulador de Estados Unidos es más abierto y fomenta el diálogo y la consulta", indicó Barron, quien cree que este enfoque podría llevar a una aceleración del proyecto.

Sin embargo, esta estrategia ha encendido las alarmas de diversos observadores y de la propia ISA. Desde su creación, la ISA ha estado trabajando para establecer regulaciones claras sobre la minería en aguas profundas, aunque hasta el día de hoy no ha logrado finalizar normas para la extracción comercial, limitándose a emitir permisos de exploración.

Es importante recordar que los Estados Unidos no son parte de la ISA y nunca han ratificado la UNCLOS. La legislación estadounidense que se invocará para realizar las actividades mineras es la Ley de Recursos Minerales de los Fondos Marinos, que data de la década de 1980.

Esta ley permite a la empresa extraer estos nódulos en una zona del océano Pacífico situada entre Hawái y México.

La situación es compleja; mientras que algunos países, como Canadá, Francia, España y Nueva Zelanda, han solicitado una moratoria sobre la minería en aguas profundas debido a preocupaciones ambientales, la ISA continúa en su proceso de regulación, que se ha visto obstaculizado por la falta de información sobre el impacto ambiental de estas actividades.

Además, la comunidad científica ha señalado que la extracción de minerales en el fondo marino podría afectar ecosistemas poco comprendidos. Activistas como Travis Aten de la Coalición para la Conservación del Mar Profundo han declarado que la minería en el océano debería ser considerada un patrimonio común de la humanidad, lo que implica que su uso debe ser regulado para el beneficio de todos, no solo de empresas privadas.

La decisión de TMC de buscar la aprobación sin pasar por la ISA plantea interrogantes sobre sus credenciales ambientales, dado que la compañía se había presentado como una alternativa más sostenible comparado con la minería terrestre.

La presión pública podría intensificarse ante las críticas de que la empresa busca obtener ganancias sin considerar las consecuencias ecológicas a largo plazo.

La compañía planea presentar una solicitud formal a las autoridades estadounidenses en el segundo trimestre del año en curso. No obstante, la falta de regulación efectiva en la minería en aguas internacionales y la posibilidad de una competición descontrolada entre países podrían llevar a una crisis en la gobernanza de los recursos del océano.