Científicos y residentes en las costas del Lago Huron reportan una cantidad inusual de peces muertos en las últimas semanas. Se sospecha que una enfermedad viral, la septicemia hemorrágica (VHS), podría estar detrás de este fenómeno, generando preocupación sobre la salud del ecosistema acuático y la falta de acciones concretas por parte de las autoridades.

Imagen relacionada de preocupacion por la proliferacion de peces muertos en el lago huron debido a posible brote viral

En las costas del Lago Huron, una de las principales masas de agua dulce en América del Norte, se ha registrado una situación alarmante en las últimas semanas: una cantidad extraordinaria de peces muertos ha comenzado a aparecer en las playas y muelles que rodean el lago.

Desde la localidad de Ipperwash hasta Tobermory, residentes y pescadores han documentado con imágenes la acumulación de cadáveres, que presentan signos preocupantes como lesiones hemorrágicas y estados de descomposición acelerada.

Esta situación no es completamente nueva en la historia del Lago Huron. Sin embargo, la magnitud y la variedad de especies afectadas han llevado a los científicos a sospechar que podría tratarse de un brote de una enfermedad viral conocida como septicemia hemorrágica viral (VHS), una patología que puede devastar poblaciones de peces en regiones acuáticas.

La VHS fue reportada inicialmente en 2005 en el Lago Ontario y desde entonces se ha extendido a otros cuerpos de agua como el Lago Huron, Lake Erie, Lake Simcoe y Georgian Bay.

A pesar de que la enfermedad no representa un riesgo para la salud humana, su impacto sobre la biodiversidad y la economía de las comunidades pesqueras puede ser severo.

Los especialistas explican que la septicemia hemorrágica viral puede causar hemorragias internas y externas en los peces, así como una rápida mortalidad.

La evidencia en las imágenes compartidas por los residentes, como peces con manchas sangrantes en las escamas, corresponde con los síntomas observados en casos de VHS.

La especie más afectada parecen ser las tanelas (gizzard shad), conocidas por episodios naturales de mortandad estacional, pero también se han identificado varias otras especies, incluyendo truchas arcoíris, percas amarillas y lucios, entre otras.

La respuesta oficial por parte de las autoridades ha sido escasa y, en algunos casos, contradictoria. Mientras algunas instituciones arguyen que las muertes de peces en primavera son un fenómeno natural rutinario, diversos biólogos especializados en la vida marina de los Grandes Lagos consideran que la magnitud de la mortandad y la variedad de especies afectadas indican una posible propagación de VHS que requiere investigaciones más exhaustivas.

Los investigadores señalan que, en 2005, la detección de VHS llevó a la implementación de medidas de control en lagos y ríos afectados para evitar su dispersión y proteger la biodiversidad acuática.

Sin embargo, en el caso del Lago Huron, la percepción de una aparente falta de acción rápida y la falta de comunicación clara por parte de las instituciones ambientales alimentan la preocupación de comunidades enteras.

Por su parte, expertos como Nick Mandrak, profesor de biología en la Universidad de Toronto, han expresado que, dado que la enfermedad es reportable internacionalmente, las autoridades tienen la obligación de investigar y notificar sobre su presencia en los acuíferos.

La falta de información genera incertidumbre acerca de si existe algún riesgo adicional para la salud pública o si la calidad del agua se ve comprometida.

Además, muchos residentes preguntan si su fauna doméstica, en particular perros que suelen jugar en la playa, podrían estar en riesgo.

Aunque oficiales de los Ministerios de Recursos Naturales y la Agencia de Inspección de Alimentos aún no han hecho declaraciones concluyentes, algunos informes internos sugieren que el evento podría estar relacionado con causas naturales, como episodios de mortalidad estacional, aunque sin descartar la presencia de una enfermedad viral.

La situación en Lake Huron refleja una problemática que no solo afecta al ecosistema local, sino que también evidencia la necesidad de una vigilancia más efectiva y la adopción de medidas preventivas ante posibles brotes de enfermedades que podrían escalar si no se gestionan a tiempo.

La comunidad científica continúa estudiando el fenómeno en busca de respuestas concretas, mientras la población local espera una acción coordinada que garantice la protección de sus recursos naturales y su propio bienestar ambiental.