Un estudio reciente revela que los pozos de petróleo y gas inactivos y clausurados en Canadá emiten casi siete veces más metano de lo que las cifras del gobierno indican, generando preocupaciones sobre su impacto ambiental y las políticas de mitigación.

El metano, un potente gas de efecto invernadero, captura en su potencial calorífico hasta 80 veces más cantidad de calor en la atmósfera que el dióxido de carbono en un horizonte de 20 años, convirtiéndose en un actor clave en el calentamiento global.
Estudios históricos indican que Canadá, con su vasta región en Alberta, B.C., Ontario y otras provincias, cuenta con aproximadamente 470,000 pozos que ya no producen petróleo ni gas, pero que siguen filtrando metano y otros contaminantes.
De estos pozos, el 68 por ciento ha sido cubierto o sellado, aunque aún quedan miles en situación de riesgo, especialmente aquellos que aún no han sido cerrados o cuyas condiciones son desconocidas.
La estimación actual de emisión de metano oculta en estos sitios es de aproximadamente 230 kilotoneladas anuales, frente a la cifra oficial de sólo 34 kilotoneladas, lo cual revela una distorsión significativa en las políticas ambientales y en la planificación de estrategias de mitigación.
El estudio de McGill, dirigido por la profesora Mary Kang, representa el esfuerzo más extenso y detallado hasta la fecha para medir las emisiones de estos pozos no productivos.
La investigación señala que una pequeña proporción de estos pozos, aquellos con mayores emisiones, son responsables por gran parte del metano que escapan a la atmósfera.
Esto lleva a sugerir que las medidas para reducir estas fugas deben orientarse a estos sitios críticos, así como a diversas alternativas, como la reutilización de algunos pozos para la generación de energía geotérmica.
El análisis también revela que un pozo en particular puede liberar cantidades equivalentes a las emisiones de 100 pozos en condiciones normales, lo que dificulta las políticas uniformes y requiere una estrategia de monitoreo y remediación más efectiva.
La investigación ya ha sido en parte reconocida por Environment and Climate Change Canada
La investigación ya ha sido en parte reconocida por Environment and Climate Change Canada, que está revisando estos hallazgos para incorporarlos en futuras estimaciones oficiales y en los informes anuales de emisiones del país.
Por otro lado, regiones como el suroeste de Ontario, aunque alejadas de las zonas petroleras tradicionales, también enfrentan problemas derivados de pozos abandonados.
En Norfolk County, por ejemplo, residentes como Paul Jongerden reportan síntomas de molestias y problemas de salud debido a gases como el hidrosulfuro de carbono y metano que escapan de estos viejos sitios, poniendo en evidencia los riesgos para la salud pública.
Este fenómeno no es exclusivo de Ontario; en Alberta, las operaciones de limpieza de pozos ilegales o en abandono están en marcha, con fondos provenientes tanto de empresas como del gobierno federal.
Desde 2020, #Canadá ha destinado aproximadamente 2 mil millones de dólares (alrededor de 1.800 millones de euros) en programas para remediar estos sitios, incluyendo una significativa inversión en la provincia de Alberta, donde miles de pozos aún representan una amenaza ambiental.
El avance en las políticas de monitoreo y remediación requiere esfuerzos coordinados entre las diferentes jurisdicciones y el sector privado. La comunidad científica continúa recomendando medidas específicas, como la identificación de los pozos de alto riesgo para priorizar su cierre, así como el desarrollo de tecnologías para la captura y reutilización del metano.
La implementación de estas estrategias permitiría reducir de manera significativa las emisiones de gases de efecto invernadero y proteger la salud de las comunidades cercanas a estos sitios.