Descubre por qué Islandia es uno de los lugares más activos volcánicamente en la Tierra, gracias a sus placas tectónicas en constante movimiento y a su ubicación sobre un punto caliente en el manto terrestre.

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La Isla de Islandia es famosa por su impresionante belleza natural, con paisajes volcánicos que parecen sacados de otro planeta.

Pero, ¿qué es lo que hace que este lugar sea tan volcánicamente activo?

La respuesta se encuentra en las placas tectónicas que se encuentran debajo de esta nación insular.

Islandia forma parte de la cordillera submarina más larga del mundo, donde las placas tectónicas se están separando violentamente a lo largo de la dorsal mesoatlántica.

Estas dos placas, la americana y la euroasiática, se están alejando entre sí, permitiendo que el magma del interior de la Tierra llene el vacío y formando así una línea de volcanes a lo largo del camino.

Este proceso ha estado sucediendo durante millones de años y es probable que continúe en el futuro.

Aunque la gran mayoría de la dorsal mesoatlántica está oculta bajo el océano, Islandia es uno de los pocos lugares donde las montañas submarinas emergen sobre la superficie.

Esta actividad de expansión a lo largo de la dorsal mesoatlántica ha separado las placas tectónicas unos pocos centímetros al año, creando una grieta tan profunda y ancha como el Gran Cañón y contribuyendo a la apertura del océano Atlántico.

Pero eso no es todo.

Bajo la superficie de Islandia se encuentra un punto caliente en el manto terrestre, un lugar donde el material fundido asciende desde las profundidades de la Tierra y proporciona una fuente de magma para los numerosos volcanes de la isla.

Estos puntos calientes se cree que se extienden hasta el límite entre el manto y el núcleo terrestre.


La combinación de este punto caliente y el hecho de que Islandia se encuentra justo en el límite entre dos placas tectónicas hace que sea uno de los lugares más volcánicamente activos de la Tierra.

Los islandeses son conscientes de que viven en la cima de un volcán activo, pero han aprendido a aprovechar esta actividad geotérmica para generar electricidad limpia y disfrutar de sus famosas aguas termales.

Además, la historia de Islandia está llena de ejemplos de cómo han enfrentado los desafíos volcánicos a lo largo de los años.

En 1973, la pequeña ciudad de Grindavik logró detener un flujo de lava proveniente de un volcán cercano.

Mediante la instalación de una red de tuberías y bombas, rociaron agua de mar sobre la lava durante semanas, formando un dique natural que logró contener el flujo y salvar el puerto.

Esta valiente acción permitió que la ciudad siguiera existiendo y hoy en día es una popular atracción turística debido a sus impresionantes paisajes volcánicos.

A pesar de que las erupciones volcánicas son algo común en Islandia, los residentes de Grindavik aún se preguntan si tomarán medidas similares para proteger su ciudad en caso de una erupción.

Lo cierto es que la actividad volcánica seguirá siendo una parte fundamental de la vida en Islandia, ayudando a que la isla se ensanche cada vez más y creando ecosistemas únicos en el proceso.

Sin duda, este paraíso volcánico seguirá fascinando a los amantes de la geología y la naturaleza durante muchos años más.