Investigaciones recientes desafían la noción de que los pueblos indígenas eran solo cazadores-recolectores en el noroeste de Canadá.
Un reciente estudio ha revelado que los pueblos indígenas en lo que actualmente es Columbia Británica han estado cultivando avellanas desde hace aproximadamente 7,000 años.
Esta investigación desafía las ideas convencionales que sugieren que los pueblos indígenas de la región eran únicamente cazadores-recolectores y no practicaban la agricultura.
Los resultados de este estudio, publicado en los Proceedings of the National Academy of Sciences, sugieren que las avellanas de pico han sido cultivadas y trasplantadas por las comunidades Gitxsan, Tsimshian y Nisga'a a lo largo de miles de años.
La coautora del estudio, Chelsey Geralda Armstrong, profesora asistente de estudios indígenas en la Universidad Simon Fraser, comenta que esto pone de relieve las contribuciones de los pueblos indígenas a la creación y mantenimiento de los ecosistemas de la región, contrarrestando la noción de paisajes salvajes e inalterados en la actual Columbia Británica.
Históricamente, el avellano ha sido una parte importante del paisaje de esta provincia.
De hecho, el nombre del pueblo de Hazelton proviene de un colono del siglo XIX que se estableció en la región de Skeena, específicamente por la abundancia de avellanas que se encontraba en el área.
Sin embargo, el nuevo estudio destaca que estas plantas no eran meramente silvestres, sino que su distribución y cultivo fueron resultado de prácticas deliberadas por parte de las comunidades indígenas.
Los investigadores analizaron el ADN de más de 200 avellanas y encontraron cinco subgrupos genéticos, algunos de los cuales se podían rastrear hasta lugares distantes, lo que indica que no fueron distribuidas de manera natural por aves o ardillas, sino a través de esfuerzos concertados por parte de los pueblos indígenas.
También se observó que la palabra para "avellana" utilizada por las comunidades Gitxsan y Nisga'a fue tomada de los territorios Coast Salish, sugiriendo un intercambio comercial de este producto.
Geralda Armstrong señala que este trabajo desafía las narrativas tradicionales sobre las prácticas de los pueblos indígenas en la región.
"Hemos sabido durante mucho tiempo que las prácticas de manejo indígena ayudaron a moldear la distribución de las especies vegetales y a mantener poblaciones de salmón saludables", comenta.
El estudio también permite reflexionar sobre el papel del río Skeena como un verdadero centro de civilización, un aspecto que merece ser reconocido, aunque poco se sepa al respecto.
"Cuando se viaja desde Prince Rupert a Terrace, parece que no hay nada en medio; sin embargo, hace 2,000 años habría habido una mega-ciudad o un pueblo en cada tributario".
Jacob Beaton, un hombre Tsimshian y director ejecutivo de la Asociación de Soberanía Alimentaria Indígena, expresó su entusiasmo por estos hallazgos, que respaldan las historias orales sobre Temlaxam, una ciudad que existió cerca de la confluencia de los ríos Skeena y Bulkley.
"Es asombroso porque significa que la ciencia moderna está apoyando las historias orales, ya que la ciudad forma parte de la tradición de todos los pueblos que hablan Sm'algyax", comparte.
Se espera que los resultados de este estudio ayuden a reforzar la conexión de los pueblos indígenas con sus tierras ancestrales, especialmente en un contexto donde las Naciones Indígenas deben probar una conexión continua para obtener títulos de propiedad según la Corte Suprema de Canadá. Esta investigación demuestra que el cultivo intencional de alimentos es parte de su patrimonio, incluso más antiguo que las civilizaciones de Egipto.