Recientes descubrimientos en Inglaterra proporcionan la primera evidencia física de enfrentamientos entre gladiadores y animales en la época de la antigua Roma, corroborando relatos históricos y culturales sobre ese sangriento pasatiempo.

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Durante siglos, la cultura popular y los textos antiguos han retratado a la antigua Roma como una civilización que disfrutaba de espectáculos donde gladiadores combatían contra feroces animales en anfiteatros como el famoso Coliseo.

Estas escenas, muchas veces representadas en mosaicos, frescos y literatura, muestran a guerreros enfrentándose a leones, tigres y otros grandes depredadores, en un espectáculo de violencia y poder.

Sin embargo, hasta ahora, la evidencia física que respalde estos relatos había sido escasa. La reciente publicación en la revista especializada PLOS One de un hallazgo arqueológico en Inglaterra ha cambiado esa percepción, aportando la primera evidencia concreta de que estos enfrentamientos sí ocurrieron en realidad.

Se trata de marcas de mordidas en el hueso pélvico de un hombre enterrado en un cementerio que se relaciona con gladiadores en la antigua ciudad romana de York, conocida en aquella época como Eboracum.

El descubrimiento se realizó hace aproximadamente 20 años en las cercanías de York, en un sitio donde se hallaron restos de varios hombres que habrían sido gladiadores o participantes en combates en la arena.

Entre las características de estos restos destaca la presencia de múltiples traumatismos y, en particular, marcas de dientes en la pelvis del individuo, probablemente causadas por un león.

La colocación de estas marcas sugiera que el animal no fue la causa de la muerte, sino que le infligió heridas en combate antes de que el cuerpo fuera posteriormente decapitado, posiblemente como una forma de ejecución o para culminar una derrota en la arena.

El análisis tridimensional de las marcas de mordida reveló que pertenecían a un gran felino, muy probablemente un león, que fue transportado desde el norte de África hasta Inglaterra.

Esto pone de manifiesto la sofisticación logística de la antigua Roma, que lograba movilizar animales salvajes de largas distancias para exhibiciones y combates.

Este hallazgo no solo confirma las tradiciones escritas, sino que también aporta una visión más clara sobre cómo estos espectáculos se llevaban a cabo.

Las escenas de lucha en los anfiteatros implicaban, en muchas ocasiones, la participación de animales, algunos de los cuales eran utilizados en ejecuciones públicas, en enfrentamientos contra esclavos o prisioneros, o en duelos entre criaturas mismas.

A la par de este descubrimiento, en 2022, arqueólogos habían encontrado restos de osos y grandes felinos en el Coliseo, lo que evidencia la popularidad y la magnitud de estas enfrentamientos en la cultura romana.

Además, los estudios históricos y literarios describen con lujo de detalles cómo las competiciones de gladiadores eran un espectáculo central en la vida pública, diseñado para entretener a las masas y demostrar la potencia del imperio.

Es importante recordar que, aunque estas prácticas hoy puedan parecer brutales, formaban parte del entramado social y cultural de la antigua Roma. La movilización de animales exóticos desde África, la organización de combate y la participación de gladiadores esclavos o voluntarios, reflejan una cultura que, aunque avanzada en aspectos tecnológicos y arquitectónicos, también mostraba un lado oscuro, caracterizado por la violencia y el espectáculo brutal.

Este hallazgo en York también amplía nuestra comprensión de la extensión del imperio romano, que controlaba vastos territorios en Europa, África y Asia, y que lograba reunir en sus festivales y eventos a un diverso conjunto de especies animales, muchas de ellas raras y exóticas en la región.

La logística necesaria para traer leones africanos hasta Inglaterra refleja un imperio con amplios recursos y un gusto por los espectáculos extremos.

Finalmente, los arqueólogos y expertos en historia antigua se muestran sorprendidos y motivados por lo que este descubrimiento podría significar. Es probable que, en el futuro, se encuentren más restos que puedan ofrecer mayor claridad sobre la naturaleza de estos combates, los roles de los gladiadores y el impacto cultural de estos eventos en la Roma antigua y sus provincias.

La combinación de evidencia física con textos históricos y artefactos sigue siendo la clave para entender mejor una de las civilizaciones más fascinantes y complejas de la historia humana.