Un granjero de Columbia Británica enfrenta una orden federal para sacrificar 400 avestruces debido a la presencia de gripe aviar, mientras apoyadores y expertos cuestionan la decisión y exigen medidas alternativas. La sentencia judicial valida la acción del gobierno, generando debate sobre el bienestar animal y la salud pública.

En la provincia de Columbia Británica, un enfrentamiento legal y social se ha desatado tras la decisión del gobierno canadiense de proceder con la eutanasia de aproximadamente 400 avestruces en una granja ubicada en el suroeste de la región.
La medida, que busca controlar la propagación de la gripe aviar de alta peligrosidad, ha provocado protestas y debates acerca de la gestión sanitaria y el respeto por el bienestar animal.
La granja afectada, conocida como Universal Ostrich, ha estado en el centro de la atención pública desde que la Agencia Canadiense de Inspección de Alimentos (CFIA) notificó la orden de sacrificio debido a la detección del virus en algunos animales.
La medida, aprobada por un tribunal el 13 de mayo de 2025, fue respaldada por la autoridad sanitaria bajo la premisa de protección de la avicultura nacional y la prevención de una posible mutación que pudiera afectar no solo a las aves, sino también a los seres humanos.
El gobierno explica que, según su política vigente, cuando se detecta la presencia de gripe aviar en una población de aves, la normativa exige la eutanasia completa del rebaño infectado y, muchas veces, de los animales circundantes, para reducir el riesgo de contagio y mantener la balanza en la economía y salud públicas.
El juez responsable del caso, Russell Zinn, señaló que su decisión se basaba en la legislación y la evidencia técnica, y que las consideraciones económicas y de salud pública prevalecen por encima de los intereses individuales.
A pesar de esa fundamentación, la decisión ha sido fuertemente criticada por grupos de protección animal y algunos miembros de la comunidad local, quienes argumentan que sería posible realizar pruebas más exhaustivas para determinar si los animales infectados aún representan un riesgo, y que la mayoría de los avestruces ya recuperados y en buenas condiciones podrían ser estudiados o incluso ser salvados.
Karen Espersen, co-propietaria de la granja, publicó un video en Facebook donde hace un llamamiento a la solidaridad de la comunidad para detener la acción.
La gripe aviar se expande por toda Columbia Británica, poniendo en peligro a las aves de corral, aves rapaces y otros animales salvajes
La gripe aviar se propaga cada vez más por las granjas avícolas en Columbia Británica, lo que alarmará a los expertos en vida silvestre sobre el impacto mortal del virus en los animales salvajes y la posible amenaza de que se convierta en otra pandemia entre los humanos.En su mensaje, afirmó que sus aves estaban sanas, que habían desarrollado inmunidad natural contra la enfermedad y que la decisión de matarlas solo provocaría una pérdida irreparable para su familia y la biodiversidad local.
Por otra parte, la comunidad ha organizado vigilias y protestas pacíficas para intentar impedir que la cull continúe. Algunos defensores argumentan que la presencia de aves migratorias cercanas y la interacción con fauna silvestre hacen difícil garantizar que no exista un riesgo residual.
Además, cuestionan si las políticas actuales favorecen medidas más sostenibles que consideren la recuperación y el estudio científico en lugar del sacrificio masivo.
Las autoridades sanitarias insisten en que la eliminación de los animales infectados es necesaria para evitar que la gripe aviar se convierta en una pandemia que podría afectar la economía del sector agrícola, valorado en aproximadamente 4,1 mil millones de euros en Canadá, además de los potenciales riesgos para la salud pública.
El caso ha profundizado el debate sobre el equilibrio entre la protección del medio ambiente, la protección animal y la salud pública, temas que hoy en día generan controversia en muchas partes del mundo.
La legislación canadiense contempla indemnizaciones para los propietarios afectados, y en el caso de Universal Ostrich, la compensación puede alcanzar hasta 2.400 euros por cada ave sacrificada.
Mientras tanto, la comunidad científica continúa investigando las formas de gestionar las enfermedades en especies exportadas y criadas en cautiverio, buscando alternativas que minimicen el impacto en el bienestar animal y en la economía, sin comprometer la salud global.
La erradicación masiva, aunque efectiva en el corto plazo, plantea desafíos éticos y ecológicos que deben ser considerados en futuras políticas sanitarias y regulatorias.