Investigadores emplean tecnología para entender mejor la supervivencia de las crías de foca en condiciones adversas.

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Un equipo de investigadores ha iniciado un proyecto piloto en Sable Island, Canadá, con el objetivo de comprender cómo las crías de foca gris se preparan para enfrentar los desafíos de la vida en el Océano Atlántico.

Sable Island, ubicada a unos 300 kilómetros al sureste de Halifax, es hogar de hasta 400,000 focas grises que llegan cada invierno para aparearse y dar a luz a sus crías.

Esta pequeña isla no solo es famosa por su población de focas, sino también por sus caballos salvajes

Las crías de foca enfrentan un futuro incierto.

Después de nacer, son alimentadas solamente durante dos a tres semanas por sus madres, y al no recibir entrenamiento en natación o caza, deben aprender a sobrevivir solas.

Según Michelle Shero, bióloga marina del Woods Hole Oceanographic Institution, "la madre se va y la cría tiene que aprender a subsistir por su cuenta", lo que no es tarea fácil.

Se estima que cerca del 90% de estas crías no sobrevivirán su primer año, enfrentándose a la competencia por recursos alimenticios limitados.

El proyecto piloto tiene como protagonistas a seis crías de foca que se encuentran en la etapa previa de aprendizaje de la natación. Utilizando monitores similares a los Fitbit que los humanos usan para rastrear su salud, los investigadores buscan medir la frecuencia cardíaca y la actividad de estas focas, proporcionando datos valiosos sobre su desarrollo y preparación para la vida en el mar.

Estos dispositivos no solo siguen los latidos del corazón, sino que también recopilan información sobre el movimiento del animal, indicando cuándo está activo o en reposo.

"Queremos entender cómo utilizan su energía y cómo se están desarrollando una vez que sus madres los destetan", explicó Shero.

Entender cómo las crías de foca mejoran sus habilidades de buceo, cómo regulan su oxígeno y reducen su ritmo cardíaco es crucial para ayudarles a sobrevivir en el océano.

Este monitoreo innovador se preocupa por ser lo menos invasivo posible, protegiendo a los animales mientras se recopilan datos. Ben Weiss, ingeniero del Woods Hole Oceanographic Institution, fue el encargado de desarrollar un pequeño arnés 3D que permite integrar los monitores en las focas, resguardándolos de condiciones climáticas adversas durante su uso.

Los monitores tienen una duración de batería de hasta nueve días y son un gran avance en comparación con métodos anteriores que requerían la implantación quirúrgica o el monitoreo constante por parte de paquetes de investigación.

Con el desarrollo de este proyecto, los investigadores esperan expandir sus esfuerzos el próximo año, colocando monitores no solo en las crías, sino también en las madres, para entender mejor el papel de estas en la inversión de sus crías y el uso de energía.

Los estudios sobre la salud y el comportamiento de las focas son cada vez más relevantes, no solo por su conservación, sino por las implicaciones que estos tienen sobre el ecosistema marino en el cual son vitales.

A medida que la tecnología mejora, la capacidad de aplicar estos métodos a otras especies también aumenta, lo que podría transformar el enfoque de la conservación marina.