Florida se convierte en el primer estado de EE.UU. en prohibir la carne artificial, mientras que otros estados adoptan leyes similares y en Canadá comienzan a surgir los primeros debates sobre el tema en una revisión pública federal en curso.

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En una iniciativa sin precedentes, Florida se ha convertido en el primer estado de Estados Unidos en prohibir la comercialización de carne artificial.

Esta medida ha sido respaldada en otros estados del país, mientras que en Canadá comienzan a surgir los primeros indicios de debate en medio de una revisión pública a nivel federal.

El gobernador de Florida, Ron DeSantis, recientemente firmó un proyecto de ley que establece una multa de 500 euros, penalidades corporativas e incluso la posibilidad de 60 días de cárcel para aquellos que produzcan, vendan o distribuyan carne artificial en su estado.

DeSantis defendió la prohibición afirmando que la carne artificial forma parte de un plan elaborado por élites globales para acabar eventualmente con la ganadería y reemplazarla por carne manufacturada y el consumo de insectos.

En el debate, se evidencia una clara división política entre los defensores de la carne artificial y los productores tradicionales.

Mientras los defensores de la carne artificial argumentan que su producción podría traer beneficios como la reducción del sufrimiento animal, el ahorro de antibióticos para uso humano y la eliminación de las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la ganadería, los productores tradicionales lo ven como una amenaza a sus trabajos y su forma de vida.


Si bien todavía no existe una industria de carne artificial masivamente rentable, el debate sobre su prohibición continúa generando controversia en ambos lados de la frontera.

En Canadá, la industria ganadera no pide una prohibición absoluta, pero sí está participando en la discusión actual sobre este tema y busca que las proteínas cultivadas en laboratorio sean incluidas en la revisión de las leyes de seguridad alimentaria del país.

La medida adoptada por Florida sigue los pasos de Italia, que el año pasado se convirtió en el primer país en prohibir la carne artificial, lo que demuestra que el debate sobre este tema continuará evolucionando en todo el mundo.