Un águila calva está en recuperación tras quedar atrapada en una trampa para coyotes, lo que resalta la necesidad de mejores prácticas en la caza y el control de especies.

Un águila calva se encuentra actualmente en proceso de recuperación en el Instituto de Vida Silvestre Atlántico tras quedar atrapada en una trampa destinada a coyotes.

Este incidente no es aislado, según Perrin Novak, directora del centro de recuperación, quien asegura que el instituto ha atendido varios casos similares en el pasado.

Años atrás, incluso se reportó la llegada de un águila real con un dispositivo enredado en su ala, destacando que las trampas, aunque legales en la región, pueden ser peligrosas para otras especies.

La situación ha generado una vez más un debate sobre la ética de estas prácticas, que son reguladas por el gobierno de Nueva Brunswick.

Las trampas para la captura de animales de piel requieren una licencia, y la normativa puede variar considerablemente en distintas provincias de Canadá. En total, el gobierno ha emitido alrededor de 1,100 licencias cada año, permitiendo la captura de 17 especies diferentes, incluyendo coyotes, zorros y linces.

Sin embargo, el uso de trampas ha sido duramente criticado por grupos de derechos de los animales, quienes abogan por su prohibición completa.

Un portavoz del Departamento de Recursos Naturales de Nueva Brunswick, Valerie Kilfoil, mencionó que en el caso del águila calva en Renous, el dispositivo utilizado era considerado legal.

Algunos defensores de los derechos de los animales, como Camille Labchuk, un abogado de la organización Animal Justice, sostienen que el interés en la captura de pieles está disminuyendo en el país.

La opinión pública parece estar más preocupada por las trampas, especialmente tras la difusión de videos que muestran a animales atrapados sufriendo en condiciones inhumanas.

Labchuk afirma que la baja demanda de pieles ha llevado a muchas marcas, como Canada Goose, a abandonar el uso de cuero animal, un signo de un cambio en la percepción cultural sobre el bienestar de los animales.

Charles Neveu, presidente de la Federación de Tramperos y Cazadores de Nuevo Brunswick, subrayó la importancia de la educación continua entre los tramperos para minimizar el riesgo de atrapamiento de especies no deseadas.

La capacitación para obtener una licencia de trampeo ha sido obligatoria desde 1981, sin embargo, la federación reconoce que muchos nuevos tramperos no siempre buscan actualizaciones sobre buenas prácticas.

Algunos trucos y técnicas, como colocar la trampa en lugares estratégicos para evitar que especies como pájaros o mascotas queden atrapadas, son esenciales para asegurar que sólo los animales objetivo sean capturados.

El problema de las capturas no intencionadas ha sido un tema de preocupación desde hace más de dos décadas, con activistas como Julia Haggerty, quien recuerda sus esfuerzos para solicitar un cambio en la regulación de trampas.

A sus 79 años, Haggerty sigue abogando por la prohibición, ya que considera que la caza de piel no es esencial para el sustento en muchas comunidades.

Aunque la aceptación de la caza de pieles ha disminuido, la falta de cambios normativos en las últimas dos décadas ha llevado a una frustración continua entre los defensores de los derechos de los animales.

En resumen, la recuperación del águila calva ha puesto de relieve la necesidad urgente de adoptar prácticas más responsables y sostenibles en la captura de animales, a medida que la sociedad se vuelve cada vez más consciente de las cuestiones de bienestar animal.