Expertos advierten sobre las implicaciones globales del uso de drones a prueba de interferencias en el conflicto ucraniano.

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La guerra en Ucrania ha evolucionado hacia un escenario clave para la innovación tecnológica, específicamente en el uso de drones con cables de fibra óptica que pueden evadir sistemas de interferencia.

Este desarrollo se produce en un contexto donde las tecnologías de guerra están cambiando rápidamente, haciendo que el enfrentamiento entre Rusia y Ucrania se convierta no solo en un conflicto armado, sino también en una prueba de nuevas herramientas militares.

Krab, un soldado ucraniano de 26 años, ha comenzado a utilizar drones equipados con cables de fibra óptica en su misión de evitar la interferencia de dispositivos de jamming, que se utilizan para desactivar drones enemigos.

Mientras volaba un dron en un campo cerca de Kharkiv, Krab explicó que, a diferencia de los drones habituales que dependen de señales de radio, los drones de fibra óptica permiten una conexión más confiable y segura, lo que los protege de ser interceptados por estos dispositivos.

La guerra ha llevado a un uso intensivo y a un rápido desarrollo de drones de combate, y expertos en tecnología militar sugieren que el impacto de estos drones podría tener consecuencias importantes más allá del campo de batalla.

Desde hace meses, ambos bandos han acelerado el desarrollo de este tipo de tecnología, buscando contrarrestar la efectividad de los sistemas de jamming que han demostrado ser un desafío significativo durante los combates.

Históricamente, el uso de drones en conflictos armados ha aumentado drásticamente. Desde su implementación inicial en 2000 por parte de las fuerzas estadounidenses, los drones han sido utilizados para una variedad de fines, desde la vigilancia hasta ataques aéreos.

Con el advenimiento de tecnologías como los drones de fibra óptica, el futuro de este tipo de guerra parece estar en constante evolución.

El dron de Krab es un claro ejemplo de cómo la guerra está impulsando la innovación. Este modelo específico es capaz de volar de 70 a 80 kilómetros por hora y puede operar a una distancia de hasta 20 kilómetros de su base, siendo únicamente detectable por su sonido y su vista.

Esto significa que, a diferencia de los drones convencionales que pueden ser neutralizados fácilmente por jammers, los drones con fibra óptica están diseñados para operar eficazmente incluso bajo condiciones adversas.

El ingeniero Vlad, que trabaja en el diseño y producción de estos drones, menciona que el uso de la fibra óptica podría haber sido implementado anteriormente, sugiriendo un retraso en su adopción que ahora se busca corregir.

Con la ayuda de empresas tecnológicas estadounidenses, se están diseñando protocolos para mejorar aún más la eficiencia de estos drones, las cuales, según él, se están volviendo esenciales en la lucha contra las fuerzas rusas.

Sin embargo, este nuevo avance también presenta desafíos en términos de seguridad global. Con la capacidad de evadir jammers, se plantea la posibilidad de que terroristas o criminales utilicen drones de este tipo para fines ilícitos. David Hambling, un periodista británico especializado en tecnología militar, advierte sobre las implicaciones de seguridad que podrían surgir, sugiriendo que las agencias de seguridad y defensa pueden necesitar desarrollar métricas alternativas para contrarrestar estas nuevas amenazas.

La actual crisis en Ucrania está redefiniendo las reglas de la guerra moderna y alterando el paisaje tecnológico militar. Con el aumento de la competencia en el desarrollo de drones de fibra óptica, se espera que continúen los esfuerzos para crear medidas de contrarresto eficaces.

La revolución en el uso de drones en Ucrania no solo está remodelando el campo de batalla, sino que también está provocando un cambio en la forma en que se contempla la seguridad aérea en todo el mundo.