La tortuga como símbolo de sanación y verdad en la cultura Anishinaabe inspira a activistas indígenas en su lucha por proteger el medio ambiente urbano.

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En la cultura Anishinaabe, la tortuga es un símbolo poderoso de sanación y verdad, sirviendo como inspiración para muchos defensores del medio ambiente.

La abuela Vivian Recollet, una destacada líder indígena, sostiene que la tortuga enseña sobre la verdad, uno de los siete principios sagrados de su cultura.

Esta enseñanza es fundamental para su vida y su trabajo en la ciudad de Toronto, donde aboga por la protección de las tortugas que habitan en los parques urbanos.

Recollet, originaria del Territorio No Cedido de Wiikwemkoong, en la Isla Manitoulin de Ontario, comparte su historia personal, recordando cómo la tortuga desempeñó un papel crucial en su vida.

Al no haber sido criada por sus padres, fue la tortuga la que la llevó a encontrar su identidad y cultura, un proceso que ella describe como un viaje hacia la verdad y la sanación.

"He llegado a encontrar la verdad en cada faceta de mi vida", reflexionó.

Hoy, siente un profundo sentido de responsabilidad hacia las tortugas, las cuales han estado presentes desde tiempos inmemoriales y han enseñado a los seres humanos cómo vivir en armonía con la naturaleza.

Su programa, Turtle Protectors (Protectores de Tortugas), fue fundado en 2022 y se centra en proteger a estos animales vulnerables frente a amenazas como el tráfico de personas, la depredación y la pesca en entornos urbanos.

"Como pueblo Anishinaabe, tenemos la responsabilidad de cuidar de todos los seres que nos sostienen desde el comienzo de los tiempos", agregó Recollet.

Al colaborar con grupos locales de protección de la vida silvestre, los Protectores de Tortugas han logrado concienciar a los visitantes de los parques sobre la importancia de los ecosistemas en los que viven estas tortugas.

Las fundadoras del programa, Carolynne Crawley y Jenny Davis, comenzaron su trabajo en el Parque High de Toronto y han expandido sus esfuerzos a seis parques más en el área metropolitana.

Crawley, tras encontrarse con una tortuga madre en proceso de anidación, se sintió inspirada a actuar.

"La tortuga es un ser vulnerable pero está tan en sintonía con su entorno, lo que nos recuerda la importancia de estar presente y prestar atención", comentó.

A pesar de que todas las especies de tortugas en Ontario están clasificadas como en riesgo, aún no existía un programa oficial de protección en Toronto.

Las fundadoras han trabajado incansablemente para proteger los nidos y monitorear las tortugas, desarrollando también una línea directa para reportar tortugas vulnerables o heridas.

La Abuela Vivian también enfatiza la conexión espiritual que esta enseñanza representa: en la Canción de la Tortuga Anishinaabe, se habla de una tortuga que invita a la humanidad a unirse en un viaje para sanar la Tierra.

"La tortuga ve cómo sus medicinas y lugares de belleza han sido destruidos por la intervención humana", explica el anciano Garry Sault, quien ha trabajado con la canción para conectar el mensaje de sanación con gobiernos y empresas.

Este esfuerzo no solo se limita a salvar tortugas, sino que busca restaurar el equilibrio en el entorno natural, algo que ha sido dañado por la colonización y la explotación de recursos.

Al alentar a las personas a ver a todas las criaturas como parte de una misma familia, Crawley y su equipo creen que juntos pueden hacer una diferencia significativa en la manera en que interactuamos y protegemos a nuestro planeta.

Finalmente, la colaboración en este esfuerzo de conservación no solo potenciará la supervivencia de las tortugas, sino que también contribuirá a la sanación colectiva de los pueblos indígenas y del medio ambiente, sentando un precedente para las futuras generaciones.

Este enfoque recíproco entre humanos y naturaleza es fundamental para alcanzar un futuro sostenible y cuidar de nuestro único hogar, la Tierra.