Se confirma que 2024 ha sido el año más caluroso en la historia, con temperaturas que superan 1.5 °C por encima de la media preindustrial, mostrando un preocupante aumento del calentamiento global.

El año 2024 ha sido marcado como el más caluroso jamás registrado, según varias agencias de clima que han corroborado sospechas anteriores.

La preocupación se ha intensificado ante la posibilidad de que la temperatura global haya superado los 1.5 °C con respecto a los niveles preindustriales.

Sin embargo, los datos sobre la magnitud de este aumento varían significativamente entre las diferentes instituciones.

El Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea reporta que 2024 fue 1.6 °C más cálido que el promedio preindustrial, estableciendo un nuevo récord que desplaza al año 2023, que había alcanzado un incremento de 1.48 °C. En contraste, la NASA y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) indicaron aumentos respectivos de 1.47 °C y 1.46 °C respecto a la misma media.

Este desajuste entre las mediciones se debe, en gran parte, a las diferentes metodologías empleadas para la recolección de datos históricos.

Un estudio adicional realizado por la organización Berkeley Earth reportó que la temperatura media en 2024 fue de 1.62 °C por encima de los niveles preindustriales.

A pesar de las diferencias, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha sugerido que es "muy probable" que se haya superado el límite crítico de 1.5 °C en este periodo.

La tendencia es alarmante: los últimos diez años han sido los más calurosos que se hayan documentado.

Es importante señalar que aunque 2024 podría ser el primer año en romper la barrera simbólica de 1.5 °C establecida en el Acuerdo de París, este objetivo implica mantener una media mundial sostenida por debajo de esta cifra, reflejando más que sólo un año de temperaturas elevados.

Los científicos del clima recalcan que incluso pequeños incrementos son significativos, ya que cada fracción de grado puede tener consecuencias devastadoras en el mundo.

El análisis de desastres climáticos de 2024 ha revelado que al menos 3,700 personas han perdido la vida y millones han sido desplazadas a raíz de eventos meteorológicos extremos.

Sin embargo, estos números son solo la punta del iceberg, ya que se han registrado múltiples desastres que superan la medida de lo usual.

Estas alarmantes cifras son un eco claro del cambio climático en acción.

Elementos como el fenómeno de El Niño han intensificado este calor, y aunque existen esperanzas de un enfriamiento en 2025 debido a un aviso de La Niña, los expertos advierten que la temperatura de la Tierra sigue su curso ascendente.

Gavin Schmidt, del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, ha señalado que tal vez 2024 ha cruzado el umbral de 1.5 °C, pero que los impactos serán similares independientemente de si el aumento fue de 1.48 °C o 1.62 °C. La conclusión es clara: la tendencia hacia un calentamiento incontrolado debe ser urgentemente atendida, y las emisiones de gases de efecto invernadero continúan sin cesar.

Finalmente, abordar esta crisis no solo es vital, sino un imperativo moral para las generaciones actuales y futuras.

Como sociedades, hemos de cuestionar nuestras prácticas y buscar formas de mitigar los efectos de este calentamiento global preocupante.