Científicos en Halifax estudian la mejora de la alcalinidad del océano como una posible solución para la captura de carbono. La iniciativa podría remover grandes cantidades de CO2, aunque la investigación sobre su efectividad y seguridad continúa.

En un esfuerzo por abordar el creciente desafío del cambio climático, investigadores de la Universidad de Dalhousie en Halifax están llevando a cabo un estudio innovador sobre la mejora de la alcalinidad del océano.

Este enfoque pretende incrementar la capacidad del mar para absorber dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera.

Según los científicos, se estima que este método podría eliminar hasta 27.1 mil millones de toneladas de CO2 al año.

Ruth Musgrave, profesora asistente de oceanografía física y parte del equipo de investigación, ha señalado que la mejora de la alcalinidad consiste en un proceso natural que se acelera mediante la adición de rocas alcalinas al agua del océano.

Al hacerlo, se neutraliza el ácido formado por el CO2 en el agua, convirtiéndolo en bicarbonato inofensivo.

Esto genera un vacío que permite que más CO2 del aire sea absorbido por el océano.

El año pasado, Planetary Technologies, una compañía que trabaja en este campo, comenzó a implementar pruebas utilizando óxido de magnesio, un subproducto industrial, en los sistemas de agua de enfriamiento de una planta de energía en Halifax.

Los científicos están trabajando para determinar la efectividad de este método, así como su seguridad en el ecosistema marino.

La colaboración internacional Ocean Alk-Align, que cuenta con un presupuesto de 14 millones de euros, busca investigar los impactos ambientales, los costos y los beneficios potenciales de estas técnicas.

De acuerdo con Katja Fennel, profesora de la Universidad de Dalhousie y parte del proyecto Investigación, aún queda un largo camino por recorrer para demostrar que estas tecnologías son efectivas y seguras.

El grupo de investigación no solo se enfoca en la eficacia de la eliminación del CO2, sino también en recolección de datos que servirán para cuantificar la cantidad de CO2 que se logra absorber.

Esta información es crucial para desarrollar un sistema de créditos de carbono, un incentivo financiero que podría beneficiar a la empresa y al medio ambiente de manera simultánea.

El aumento del interés en la remoción de carbono marina se debe, en parte, a la urgente necesidad de soluciones para mitigar el cambio climático.

Los investigadores también están trabajando superando retos logísticos, como la obtención y distribución de materiales alcalinos necesarios.

Además, buscan establecer regulaciones que garanticen la seguridad y la efectividad de esta nueva industria emergente.

La preocupación por el uso de estas técnicas no es nueva; por décadas, la idea de alterar la química del océano ha sido objeto de debate.

Sin embargo, la creciente presión del cambio climático ha llevado a muchos científicos a considerar seriamente estas opciones.

"Ahora más que nunca, necesitamos investigar tecnologías que puedan retirar CO2 de la atmósfera", dijo Fennel, subrayando la importancia de estos estudios para el futuro del planeta.

A través de experimentos mensuales en el puerto de Halifax, los investigadores están estableciendo condiciones de referencia en el entorno natural.

Esto les permitirá entender mejor cómo la mejora de la alcalinidad impacta el laboratorio marino, un paso crítico para evaluar los beneficios y riesgos a largo plazo.

Aunque en este momento no hay garantías sobre los resultados, los investigadores tienen la esperanza de que estos esfuerzos puedan marcar la diferencia.

"Siempre he sentido que estoy observando un tren descarrilado sin poder hacer nada.

Es motivador trabajar en algo que puede ofrecer una solución, aunque no hay certeza de éxito", concluyó Musgrave, reflejando la determinación del equipo para continuar explorando el potencial de la mejora de la alcalinidad del océano.