Investigadores logran reconstruir la cabeza del Arthropleura, el insecto más gigantesco conocido, que vivió hace 300 millones de años.
Un grupo de científicos ha logrado llevar a cabo un hallazgo notable en el campo de la paleontología al reconstruir la cabeza de Arthropleura, el insecto más grande que ha existido en la Tierra.
Este antiguo artrópodo vivió hace aproximadamente 300 millones de años, durante el período Carbonífero, y se estima que pudo alcanzar tamaños comparables a los de un caimán, creciendo hasta 2.6 metros de longitud y pesando más de 50 kilogramos.
Esta criatura es considerada como un pariente de los actuales ciempiés y milpiés.
Utilizando avanzadas técnicas de escaneo por tomografía computarizada (CT), los investigadores pudieron examinar un fósil juvenil de Arthropleura que se había conservado en un nódulo mineral encontrado en un campo de carbón en Francia.
Este fósil fue descubierto en la década de 1980, pero hasta ahora ningún científico había logrado visualizar su cabeza de manera completa.
Mickaël Lhéritier, paleontólogo en la Universidad Claude Bernard de Lyon, expresó su asombro al encontrar la primera cabeza completa en dicho fósil.
"Quedamos realmente impactados", indicó Lhéritier sobre esta emocionante revelación.
La investigación, realizada junto a un grupo de colegas, fue publicada en la revista Science Advances.
Históricamente, el interés por Arthropleura se remonta a 1854, cuando se halló el primer fósil de esta especie.
Sin embargo, muchas de las muestras encontradas hasta la fecha solo incluían partes fragmentadas y superficiales, como las exoesqueletos que estos insectos dejaban atrás al mudar.
Esta nueva obtención de datos sobre sus características, especialmente en lo que respecta a su cabeza, plantea una revisión de la relación evolutiva entre los ciempiés y milpiés actuales.
Por muchos años, científicos han sospechado que estos grupos están más estrechamente conectados de lo que se pensaba.
La cabeza de Arthropleura, reconstruida a partir de los datos recogidos, muestra una forma casi circular con antenas delgadas y ojos en forma de tallo.
Los expertos creen que su morfología presenta un interesante cruce entre las características típicas de ciempiés y milpiés.
Aunque la proporción corporal de los especímenes estudiados es pequeña, con tan solo 4 centímetros de longitud, se prevé que en ejemplares adultos, el tamaño podría aumentar considerablemente.
El estudio sugiere que Arthropleura pudo haber tenido un estilo de vida similar al de los milpiés actuales, siendo probablemente detritívoro, alimentándose de materia en descomposición, en lugar de actuar como un depredador como lo hacen los ciempiés.
Este estilo de vida equivale a un gran animal que pasaba la mayor parte de su tiempo buscando alimento, como lo hacen los elefantes o algunos dinosaurios.
El trabajo de los investigadores también ha leído con interés sobre los ojos de este insecto, que son inusuales para los artrópodos terrestres actuales, presentando similitudes con los ojos de algunos crustáceos acuáticos.
Esta investigación no solo agrega una pieza importante al rompecabezas de la historia evolutiva de los artrópodos, sino que también da una nueva perspectiva sobre el tamaño y la diversidad de la vida en la Tierra durante el Carbonífero.
Los hallazgos refuerzan la idea de que, en aquel tiempo, el oxígeno en la atmósfera alcanzó niveles que permitieron el crecimiento de organismos gigantes.
Por lo tanto, el descubrimiento de la cabeza de Arthropleura no solo representa un avance académico, sino que también capta la fascinación general por la historia antigua de la vida en nuestro planeta.
Estos hallazgos son un recordatorio impactante de que, aunque Arthropleura haya estado extinto durante aproximadamente 300 millones de años, su legado persiste en los registros fósiles que seguimos estudiando hoy en día.